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“La idea surge luego de compartir con pacientes que son atendidos en sus domicilios, quienes en su mayoría tienen una radio o un televisor en sus respectivas habitaciones, es una especie de portal de conexión con el mundo exterior”, nos contó.
Tras contactar con varias organizaciones no gubernamentales y grupos filantrópicos de nuestro país, el artista y doctor no obtuvo respuestas. Pero un paciente en particular le volvió a insistir con la idea. “Se trata de un señor adulto mayor con enfermedad de Alzheimer y Parkinson, a quien desde hace dos años le sigo como médico de cabecera”, dijo. Este paciente “inicialmente estaba sin tratamiento, luego de varios reajustes de dosis fue recuperándose de los temblores típicos de la enfermedad”, relató Franco.
Pero pasó un tiempo de aproximadamente seis meses cuando ya no tenía noticias del paciente, y él pensó lo peor. “En la primera semana de diciembre suena mi teléfono y era la hija, me pide que acuda a la casa para controlar a su padre. Al entrar a su domicilio, mi sorpresa. El paciente estaba orientado, sonriente, lúcido. A su lado la esposa y una radio pequeña con volumen alto. Sonaba una música paraguaya. Me cuentan que con la música el señor logra mantener una conversación y se encuentra orientado en tiempo y espacio, y sonríe”, manifestó Aldo. Durante el interrogatorio médico, recuerda, “la señora baja el volumen de la radio, yo le digo que mantenga el volumen como estaba, e hicimos una consulta médica a son de polca paraguaya a todo volumen”, rememoró.
Al terminar la consulta, la hija le cuenta a su papá que Aldo Franco es cantante. “En ese momento les prometí una serenata para antes de Navidad. Al salir de la casa llamo a Gladys Barreto, la violinista de la banda, quien quedó encantada con la idea y me dice que invite a más músicos, quienes se sumaron y pusimos fecha”. De esa manera Aldo Franco y sus músicos repartieron canciones. “El mejor aplauso fueron las sonrisas de los pacientes, una experiencia indescriptible”, concluyó.