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“Adriano Irala, el gran presidente”, es el título de esta obra biográfica del doctor Herib Caballero Campos que se publicará con el ejemplar de nuestro diario en el marco de la serie que vienen presentando ABC Color y la editorial El Lector.
Periodista, político, doctor en Derecho, docente, pensador profundo, poeta, defensor acérrimo de los derechos del Paraguay sobre el Chaco, Irala también fue un destacado deportista y presidente del club Cerro Porteño. Su nombre es recordado en la propia polca del club –escrita por Herminio Giménez– donde se lo menciona como “Irala, el gran presidente…”. Fue él quien “oficializó”, en un pronunciamiento de la directiva que presidía, la denominación de “Club del pueblo”, para Cerro Porteño.
De acuerdo con lo señalado por el autor del libro, Herib Caballero Campos, Adriano Irala (1894 – 1933) es “una de esas figuras fulgurantes que en su corta pero intensa vida lograron hacer contribuciones más que importantes en los ámbitos en los cuales les cupo actuar”.
En su corta vida Irala logró la admiración de sus amigos y el respeto de sus adversarios políticos. Fue un hombre que alcanzó a conjugar una gran inteligencia con la pasión de una causa, el patriotismo que encendía sus pensamientos y sus palabras.
Crítico severo de aquellos que se alejaban de sus obligaciones en los cargos públicos, “Irala fue un hombre que estaba más que convencido de que la política no podía estar separada de la ética”, afirma el autor.
Irala fue director del antiguo periódico La Nación. Tras los sucesos del 23 de octubre de 1931, fue desterrado, pero volvió del exilio apenas se declaró la guerra contra Bolivia.
El gobierno de Eusebio Ayala lo designó Auditor General del Ejército en Campaña y partió al Chaco. Allí, casi en el frente, contrajo una disentería bacilar. Fue trasladado a Asunción en grave estado y aquí murió, el 18 de agosto de 1933. No vería la victoria paraguaya en el Chaco, territorio que tanto defendió desde sus alegatos documentales en los años veinte.
Adriano Irala había nacido en San José de los Arroyos el 21 de julio de 1894. Fue hijo “natural” de Benjamina Irala y de Francisco Bordenave; la pareja tuvo otros hijos como Antolín (también figura importante de nuestra política), nacido en 1877, Adolfo, María Amalia y Julia.
Fue primo de Eusebio Ayala, con quien tuvo encuentros y desencuentros, pero siempre en el marco de un debate de alto nivel intelectual.