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Peter Hedges logra un filme crudo sin caer en lo truculento ni en lo melodramático, estupendamente protagonizado por Roberts y Lucas Hedges. Ella ya ha sabido salir muchas veces de la etiqueta de “mujer bonita” con papeles inolvidables, y el joven Hedges ya había mostrado de qué madera está hecho en filmes como “Tres anuncios por un crimen” y “Manchester junto al mar”. Es el hijo del director, quien primero se hizo conocido como guionista, con la genial “¿A quién ama Gilbert Grape?” (que estaba protagonizada por Johnny Depp y un debutante Leo Di Caprio) y luego dirigió sus propias películas, entre ellas “Retrato de Abril” (2003) y “La extraña vida de Timothy Green” (2012). Cada una se caracteriza por ser reflexiones sobre la vida familiar, muy humanas y punzantes.
“Regresa a mí” (“Ben is back”) es la historia de un joven adicto que abandona el centro de rehabilitación donde estaba internado para volver a casa en Navidad. Su madre lo recibe con los brazos abiertos, no así su hermana y su padrastro. El joven engaña a su madre de que ha sido liberado, pero luego de descubrirlo, ella llega a un acuerdo con él. Quedará en casa, pero deberá permanecer limpio y vigilado todo el tiempo. El muchacho no es muy claro con su madre, y está pasando por momentos muy tensos. Todo se revelará a la noche, cuando se sumerjan en el lado oscuro del pequeño pueblo en que viven.
Pero Peter Hedges nos hace un paseo muy interesante antes de llegar al nudo del problema. La película expone 24 horas de la vida del joven adicto, en donde se encuentra con otros adictos, cómo se inició en las drogas, la razón por la que fue preso. En fin, a medida que se teje la trama vamos armando la historia del protagonista, pero sin flashbacks, simplemente encontrándose con la gente con que ha convivido. Y la madre va sabiendo quién es el hijo que no conocía.
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