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Con el paso al siglo XX, se desataron en Paraguay dos décadas convulsionadas por seguidas revoluciones. Tantas revueltas inclusive habían amenazado las celebraciones del Primer Centenario de Independencia del Paraguay, en mayo de 1911.
En el gobierno, el coronel Albino Jara pretendió trasladar los festejos al 12 de octubre de 1913. Pero la juventud estudiosa, los religiosos y la ciudadanía en general impusieron con actos culturales, lanzamientos de libros, exposiciones de arte y embanderamientos de edificios la conmemoración de emancipación patria.
De ese tiempo quedan como testimonios aquellas pequeñas piezas como pines, prendedores, medallas en diversos metales (aluminio, cobre, bronce, plata y oro) que la gente llevaba en el pecho.
El entusiasmo patriótico por marcar los cien años de independencia nacional, a partir del 14 de mayo de 1811, alcanzó a otros objetos como pañuelos bordados a mano, relojes o vasos adornados con el escudo y la bandera tricolor.
Dos voluminosos álbumes gráficos, editados por Arsenio López Decoud y Ramón Montedomecq, fueron también símbolos testimoniales que llegaron a nuestros días para certificar la herencia festiva que se reafirmó luego con las intensas celebraciones registradas en el Bicentenario de 2011.
Una serie de tarjetas postales y sellos filatélicos (estampillas) sirvieron para llevar al mundo el mensaje de algarabía de la gente de esta tierra. Era la forma –a pesar de las dificultades políticas que impidieron la realización de actos oficiales– de engrandecer el sentir de una patria libre.
Un siglo después, estos tesoros coleccionables dejan constancias útiles a historiadores o investigadores de que el pueblo paraguayo se embanderó con el legado de los Próceres de Mayo. Un año antes, en 1910, el pintor Pablo Alborno decidió crear una serie de retratos de Pedro Juan Caballero, Mauricio José Troche, José Gaspar Rodríguez de Francia, Fulgencio Yegros o Vicente Ignacio Iturbe, para darles rostro.
El propio artista había consignado que recurrió a familiares o descendientes directos para tener una aproximación de lo que eran las fisonomías de aquellos patriotas. De ellos no existían imágenes, pues el invento de la fotografía se registró recién en 1839, en París, Francia.
Si bien la prensa de la época publicaba las actividades relacionadas a las conmemoraciones del Primer Centenario, los registros son escasos. Y estos objetos del recuerdo avivan la memoria de los paraguayos que vibraron con el siglo de libertad.
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