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Daniel Ayala inició sus primeros pasos musicales a muy temprana edad, en el conservatorio Lafayette, con su madre Elida Giménez, pianista y docente. Continuó luego con el maestro José Luis Miranda en la Escuela Musical Miranda, de donde egresó. A los 19 años fue a los Estados Unidos, donde realizó y culminó la licenciatura en piano clásico, en la Pittsburg State University. Pero de ese mundo pasó al jazz, seducido por la libertad que este género otorga.
A la hora de buscar dónde realizar el masterado, de cinco universidades a las que aplicó le aceptaron cuatro. Pero fue la Western Illinois University la que le otorgó beca completa y además la oportunidad de ser auxiliar de cátedra con sueldo pago, gracias a su excelente promedio.
Pero pasar del estudio clásico al jazz supuso tanto un reto como un desafío para Daniel. Ya al llegar a Estados Unidos descubrió de lleno todas las posibilidades de este género y comenzó a tocar en ensambles universitarios de jazz. Al culminar su licenciatura volvió aquí y empezó a estudiar por su lado, para poder estar al nivel del masterado.
“Me encaminaba a lo clásico, que es un mundo totalmente diferente al popular. Hay un público mucho más cerrado y más chico, especialmente acá”, expresó el músico a ABC Color. “Si uno es clásico tiene la técnica pero no sabe cómo practicar o cómo improvisar, y ese es el mayor enigma que tienen los músicos clásicos que quieren hacer jazz, y poco a poco me fui enseñando”, contó Ayala, quien también tomó clases con Carlos Schvartzman.
En este estilo él “disfruta más”, según afirmó, porque se siente “más suelto, más libre”, desde el punto de vista de la ejecución como de la composición.
El músico recuerda cómo, antes de viajar por primera vez a Estados Unidos, ya hace casi diez años, él tenía amigos con quienes quería estudiar jazz. “No había tutoriales en YouTube, o si había era casi nada, y en los conservatorios no se enseñaba”, indicó, además de resaltar que “los más jóvenes ahora tienen la fortuna de tener muchísimos recursos a su disposición, cosas que nosotros no teníamos. Ahora tenés muchos profesores para cada instrumento. Falta todavía mucho por mejorar, pero se está creciendo bastante y se le está formando a muchos músicos buenos”, subrayó.
Mirar hacia adelante
Algo que señaló de generaciones anteriores, dijo, es que “los profesores clásicos tienen todavía una mentalidad muy arcaica, de que se tiene que hacer así como ellos dicen, y si salís de ese cuadrado está mal, pero no es así”, sentenció. Ayala afirmó que “si uno mira un poco más afuera se da cuenta que eso ya se hizo, que no es ni siquiera nuevo”, porque “no hay una verdad absoluta en la música”.
Si algo bueno que tiene el jazz, añadió, es que “puede absorber otros estilos y adquirir las diferentes características. Cosa que le falta por ejemplo a nuestra música paraguaya, que se quedó bastante estancada, pero ahora está como que despegando un poco más”, señaló. No obstante observó que “están surgiendo grupos muy nuevos que se están adaptando a lo que la gente quiere hoy en día”.
La cuestión, según Daniel, es la identidad. “Si uno canta ‘Recuerdo de Ypacaraí’ a un joven, nadie se identifica, nadie se va más a Ypacaraí porque el lago luego ya no está más azul. No se identifican con eso y es normal. No siempre ‘Recuerdo...’ va a ser un hit, sin desmeritar a la canción que es muy linda, pero sí se necesita de gente nueva y de música nueva, por eso me parece excelente la experimentación”, destacó.
Desarrollarse en la escena
Al culminar el masterado, Daniel volverá a la docencia en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte, de la Universidad Nacional de Asunción, y en el Instituto Superior de Bellas Artes. Además, manifestó sus planes de formar ensambles de jazz con música propia, y también crear más hacia el lado pop rock. También dijo que le encantaría escribir algún día un musical.
Lo que le llena de orgullo es justamente “ser parte de un despertar de la música en nuestro país”, porque no hay que “seguir haciendo siempre lo mismo”, hay que “mirar para adelante, innovar bastante y exponerle a la gente cosas diferentes. O si no nos vamos a quedar en el pasado”, planteó. No obstante, expresó que le “encanta la música clásica”, que no tiene nada de malo “ir a escuchar una sinfonía de Beethoven o Mahler, pero hace falta ese despertar en Paraguay, con más compositores y gente que mire hacia adelante”.
Mientras tanto, Ayala se enfocará ahora en culminar el masterado y pensando en el tema de tesis para recibirse que, probablemente, vaya “hacia el bebop y todo lo que es el jazz a partir de los años 40 y 50”. Además, no desaprovechó la oportunidad para alentar a los jóvenes a viajar y tener la experiencia de estudiar en el exterior.