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El material informativo arranca con la siguiente información, Luis Benítez, director paraguayo de la EBY, necesita US$ 17 millones mensuales para cubrir los gastos de funcionamiento, los gastos sociales, las inversiones de mantenimiento de la central e infraestructura, “entre los más urgentes”.
Con esa intención, las negociaciones bilaterales “avanzan en un acuerdo sobre la producción y venta de energía con la principal comercializadora de electricidad del vecino país -ANDE-, y la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa) -de Argentina-, agrega.
Respecto al cómo, LPO añade que el director paraguayo de la EBY “quiere establecer una ‘tarifa efectiva’, que permita al gobierno de Javier Milei cumplir cada mes con los pagos a la hidroeléctrica -en rigor a la EBY- para que - “pueda seguir funcionando”.
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En lo concerniente al plazo o tiempo en que se concretaría el nuevo acuerdo paraguayo/argentino sobre Yacyretá, el medio de referencia informa que estaría listo para finales de enero”, o sea, nada menos que dentro diez días.
Nuevo precio, una nueva tarifa
Al analizar esta posibilidad, LPO dice que la tarifa que se está negociando permitirá a la EBY “comercializar la energía con la Argentina sobre la base de un nuevo precio y con un renovado grado de confianza”.
Recuerda que la tarifa que está pagando la empresa eléctrica del Estado paraguayo es de US$ 22,63/MWh, valor que se sustenta en el rechazo de la ANDE de la Nota Reversal del 9 de enero de 1992 -impugnada entonces en el Legislativo paraguayo -, y la compara con la de Itaipú, US$ 26/MWh, pero nada dice de la que paga Argentina.
De aplicarse el instrumento diplomático de 1992, una tarifa política, no técnico/económica, la energía de Yacyretá debe venderse por más US$ 50/MWh; no obstante, de fuentes de la binacional trascendió que Cammesa abonaba a Yacyretá alrededor de US$ 15/MWh y que la diferencia debió cubrir el Estado argentino, pero no lo hace o, si lo hace, envía sumas muy inferiores a los más de US$ 30/MWh que quedan pendientes.
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El pago reciente, de US$ 50 millones del gobierno argentino a la EBY que menciona la nota, debe anotarse en ese contexto, servirán apenas para cubrir “los salarios de diciembre, conforme apunta el medio informativo.
Entre paréntesis el <i>impasse</i> por acumulación de deudas
Acerca del objetivo de Benítez, según LPO, es que los gastos corrientes sean cubiertos “aunque haya que poner entre paréntesis el impasse por acumulación de deudas”. En otras palabras, olvidar la Nota Reversal del 2017, de revisión del Anexo C del Tratado de Yacyretá, un subproducto del acuerdo de los entonces presidentes Horacio Cartes y Mauricio Macri, que había reducido la nunca demostrada deuda de la EBY con el gobierno argentino de una suma cercana a los US$ 18 mil millones a aproximadamente a US$ 4.000 millones.
Recordemos que, en el período comprendido entre 1994 y el 2024, la EBY registró una producción acumulada de 449.956.144 MWh, de los que el sistema argentino aprovechó 415.282.262 MWh (92,29%) y nuestro país 34.673.882 MWh (7,71%). Valdría entonces la pena preguntarse qué destino tuvo el dinero que se pagó por tan extraordinaria de energía generada en Yacyretá y por qué no se lo aprovechó para inclusive saldar esa deuda?
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De acuerdo con la fuente de LPO, cuya identidad mantiene en el anonimato, “lo que se pretende es establecer claramente las reglas para que sea un acuerdo de comercialización. Eso le permitiría a las dos partes tener certeza sobre lo que podría ser la disponibilidad en cuanto a producción de energía. La binacional recibe recursos por la venta de su energía, lo que le dará estabilidad y certeza financiera” apunta el material informativo del medio argentino.
En 30 años de producción de la hidroeléctrica, reiteremos, el Paraguay utilizó apenas el 7,71% del total, pero, ¡oh sorpresa!, en el 2024, ignoramos si se trata del inicio de una tendencia de mayor aprovechamiento de la energía paraguaya en Yacyretá de parte de la ANDE o qué, se acercó a un inquietante- para Cammesa - 32% de la producción de la central binacional, a solo 18% de distancia de la mitad que pertenece al Paraguay.
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