Cargando...
Con base en las proyecciones actualizadas, el Inbio anticipó que los acumulados de precipitaciones en enero superarían los rangos normales para el mes en todo el territorio nacional, con niveles superiores a los 50 milímetros en algunos sectores.
“En la Región Oriental, estas condiciones favorecerán la etapa de llenado de grano en la mayoría de las parcelas, asegurando que los cultivos tengan niveles ideales de humedad en el perfil del suelo, que son necesarios para completar esta fase crítica”, añadió.
Para febrero, en cambio, no hubo cambios en las proyecciones. En este mes, se proyectan condiciones más favorables para el Chaco, con lluvias dentro o por encima de lo normal, mientras que en la Región Oriental se registrarían bajas precipitaciones, lo que podría prolongar el estrés hídrico en áreas más vulnerables, de acuerdo con las proyecciones.
Lea más: Advierten sobre estrés hídrico y olas de calor que afectarían el desarrollo de los cultivos
Respecto a la amenaza de instalación de “La Niña” para este fin de año, que se caracteriza por la sequía y el déficit de lluvias, tampoco se reportaron cambios en el escenario. Desde el Inbio señalaron que los últimos pronósticos indican una tendencia al debilitamiento del fenómeno climático, aunque se mantiene un 73% de probabilidad de condiciones durante el trimestre de diciembre a febrero.
Amenaza de olas de calor
Persiste igualmente el pronóstico de “aumento de temperaturas medias superiores a lo normal” para enero y febrero, en el norte, centro y este de la Región Oriental y en amplias áreas de la Región Occidental, según los datos del Inbio. “En febrero, predominarían temperaturas superiores al promedio en todo el territorio, con mayor probabilidad de olas de calor (más de 39 °C) en algunas regiones”, añadió.
Los sitios con mayores probabilidades de observar eventos de olas de calor se encuentran en el centro y norte de la Región Oriental, y toda la extensión de la Región Occidental.
Se recomendó a los productores adoptar un cuidadoso manejo y la toma de decisiones oportunas, en un contexto de condiciones desafiantes para la campaña agrícola, con la persistencia del riesgo de estrés hídrico y la amenaza de olas de calor.