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El ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, remarcó la necesidad de adoptar políticas públicas para fortalecer la industria aceitera nacional, más aún cuando la creciente molienda argentina está compitiendo por procesar la materia prima proveniente de nuestro país.
Según la Cappro, en la medida en que se concrete, esta postura podría ser “una señal” de que el Gobierno está interpretando la necesidad de una industria aceitera nacional fortalecida. “Es parte de establecer reglas de juego espejo con relación a otros países que tienen fuertes inversiones en plantas de molienda de soja”, subrayó.
Actualmente, Argentina es el principal procesador y exportador de aceite de soja del mundo y permite a sus industrias de molienda importar materia prima agrícola de otros países bajo un régimen simplificado denominado “admisión temporaria”, que autoriza la adquisición de granos para procesarlos en sus fábricas, un beneficio con el que la industria paraguaya no cuenta.
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“También hace a la soberanía de un país adoptar políticas activas y equitativas para que inversiones tan importantes y necesarias para el país no queden a expensas de las políticas de países vecinos, quienes han sabido identificar la criticidad que tiene agregar valor local y sumar a los eslabones de la cadena de alimentos y biocombustibles dentro de sus fronteras”, remarcó el gremio de industrias
Crisis en la industria aceitera nacional
La crisis que enfrenta la industria aceitera nacional es grave, de acuerdo con el análisis de la Cappro. En el sector se registra una alta capacidad ociosa de cerca del 40% y solo se va a procesar el 25% de la producción local de granos, atendiendo que la mayor parte ya se exportó en estado natural.
“Así, se está trasladando a otros países los beneficios que trae aparejado una mayor industrialización, como la mayor generación de empleo, ingreso de divisas y flujo constante de las mismas durante todo el año, lo que produce una mayor estabilidad macroeconómica”, resaltó.
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Recordó además que las industrias tienen una demanda constante de bienes y servicios durante todo el año en comparación a la estacionalidad que presenta la exportación de materias primas agrícolas sin procesar.