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La profundización de la crisis de la industria aceitera nacional se evidencia en el ritmo de procesamiento de oleaginosas de octubre último, cuando se alcanzó la cifra de 130.837 toneladas, la más baja de la que se tiene registro para el mes en un año sin sequía, desde que se incrementó la capacidad instalada en el 2013, destaca la Cappro. De esa forma, la molienda acumulada hasta el décimo mes del año llegó a 2.574.361 toneladas, que implica una reducción de más de 20 mil toneladas con respecto al mismo periodo del año pasado.
Desde el sector agroindustrial enfatizaron que el deterioro que viene sufriendo la competitividad de las aceiteras, debido a los constantes cambios en las normas que afectan al sector, se refleja en una tendencia hacia la “primarización” de lo producido. Sostienen que la buena cosecha de soja, la principal oleaginosa nacional, se tradujo en valores récord de exportación en estado natural, mientras esperan una de las moliendas más bajas de las últimas décadas.
A su vez, el 64% de aprovechamiento de la capacidad nominal (de la agroindustria), que se registró hasta octubre, refleja la tendencia de los últimos tres años hacia un nivel de ociosidad por encima del 30%, que se confirmaría en el último bimestre del año, de acuerdo con el reporte de la Cappro.
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Incertidumbre y constantes cambios golpean a la agroindustria
La cámara hizo hincapié en que la situación crítica de las aceiteras contrasta con el buen desempeño de la producción primaria de las oleaginosas. La producción de soja creció en torno al 8%, pero este crecimiento no se tradujo en una mejoría para la agroindustria, cuya molienda cerraría el año con una caída de más del 10% con relación al 2023, lo que implica una ociosidad cercana al 40% de su capacidad instalada.
“El sector ha sido duramente golpeado por la incertidumbre generada por los constantes cambios en las normas, que afectaron de manera negativa su posibilidad para consolidarse y pensar en avanzar en la cadena de valor. Esta situación se tradujo en un incremento de costos que impide la consolidación de la actividad”, añadió.
En general, se estima que la capacidad no utilizada este 2024 en el sector agroindustrial superará el millón y medio de toneladas, marcando un récord, que evidencia la gravedad del problema estructural del sector.
La Cappro resaltó además que, en un contexto de muy buena producción primaria, el desbalance preocupante entre la exportación de granos y el nivel de procesamiento debe ser atendido, si se busca convertir al país en un gran productor de alimentos con valor agregado.