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La premiación tiene su origen en un paper de los tres autores en “The American Economic Review” en diciembre de 2001, publicado bajo el nombre “The Colonial Origins of Comparative Development: An Empirical Investigation” (Los Orígenes Coloniales del Desarrollo Comparativo: Una Investigación Empírica). Este es uno de los papers más citados de las ciencias económicas con 6.183 referencias bibliográficas registradas. Acemoglu y Robinson popularizaron su investigación en el best-seller “Por qué fracasan las naciones”.
El comunicado de prensa de la Real Academia Sueca de Ciencias dice literalmente cuanto sigue: “Los galardonados de este año en ciencias económicas –Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson– han demostrado la importancia de las instituciones en la prosperidad de un país. Sociedades con mal estado de derecho e instituciones que explotan a la población, no generan crecimiento o cambio positivo. La investigación de los galardonados nos ayuda a entender el por qué”.
Para comprender el planteamiento es preciso entender qué son “instituciones” en economía. Douglass North, también premio Nobel, las describe como “las reglas del juego en una sociedad”, que incluyen tanto normas formales (leyes y regulaciones) como informales (costumbres y tradiciones) que estructuran las interacciones entre los individuos. Según North, las instituciones establecen los incentivos y limitaciones que afectan el comportamiento económico y social, lo que subraya la importancia de fortalecerlas para lograr el desarrollo.
Los autores señalan la existencia de dos tipos de instituciones: inclusivas y extractivas. Las instituciones inclusivas permiten amplia participación en la toma de decisiones y provee incentivos para el talento y la creatividad al proteger derechos que son clave para el progreso económico, mientras que las instituciones extractivas, que benefician a una pequeña élite, obstaculizan el crecimiento económico.
Por su parte, Johnson, conocido por sus contribuciones en teoría de juegos y comportamiento económico, añade una perspectiva complementaria que considera cómo las decisiones en entornos institucionales afectan el comportamiento de individuos y organizaciones.
Paraguay y la teoría
Paraguay, con su historia de inestabilidad política e instituciones débiles o extractivas, representa un caso paradigmático donde las teorías de Acemoglu, Robinson y Johnson pueden ofrecer visiones valiosas. La economía paraguaya ha mostrado un crecimiento en los últimos años, sustentado principalmente en el sector agrícola. Sin embargo, el país aún enfrenta retos significativos, incluyendo la desigualdad, la corrupción y la limitada extensión de sistemas de protección social para amplios sectores de la población, como educación, salud y jubilaciones.
Construir instituciones económicas inclusivas, que brinden oportunidades a todos, en lugar de favorecer a una élite, implica una fuerte inversión en el desarrollo de capital humano. El Paraguay ha avanzado de manera importante en los últimos 20 años. El crecimiento económico, como lo señala el Banco Mundial, ha sido el principal aportante a la reducción de la pobreza y la desigualdad. Este crecimiento debe seguir siendo impulsado, sobre todo con incrementos de la productividad, en especial, de la mano de obra. Juega un rol clave en este entorno continuar con reglas de juego que permitan tener personas que pueden competir. Si sumamos a este desarrollo del capital humano la promoción de un marco institucional que garantice derechos de propiedad, fomente la competencia y asegure la transparencia, podría transformar el panorama económico del país.
La investigación de estos economistas puede servir como una guía para que Paraguay y otros países en vías de desarrollo implementen reformas que fortalezcan sus instituciones y promuevan un desarrollo inclusivo.
En este contexto, el rol del Gobierno es crucial. La implementación de políticas que promuevan un entorno empresarial saludable, con menos regulaciones asfixiantes, puede permitir que surjan nuevas empresas y se generen empleos. La inversión en capital humano a través de la educación, como lo subrayan las teorías de Johnson, es igualmente fundamental. Una población educada y capacitada está mejor equipada para participar en la economía y contribuir al desarrollo.
Además de las reformas económicas, los cambios en el ámbito político son esenciales. La consolidación de las instituciones paraguayas, orientándolas cada vez más hacia la participación ciudadana y la reducción de la corrupción, es clave para el avance del país. Las investigaciones de estos economistas destacan que una democracia efectiva proporciona un marco más favorable para el desarrollo sostenible.
Las implicancias de fortalecer la democracia y las instituciones en Paraguay son profundas. Gobiernos más responsables y transparentes atraen más inversiones tanto nacionales como extranjeras, creando un ciclo positivo que beneficie a todos los sectores de la población. La generación de confianza como un elemento aglutinador y su aparición como una institución, en el sentido de North, incrementa la cantidad de transacciones entre agentes económicos, transformándolas en crecimiento y reducción de pobreza y desigualdad.
Al mirar hacia el exterior, muchos países han seguido modelos exitosos basados en los principios de los galardonados con el Nobel. Chile y Costa Rica han logrado implementar políticas que promueven instituciones inclusivas y que, en consecuencia, han visto mejoras significativas en sus economías y calidad de vida. Estos ejemplos ilustran que los cambios son posibles y que, a pesar de los desafíos, Paraguay tiene la oportunidad de seguir un camino similar.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.