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Al cierre del mes de julio del presente año el volumen de oleaginosas al que se dio valor agregado fue de 1.970.600 toneladas, utilizando en alrededor del 70% de la capacidad nominal de las fábricas en este periodo, según informó la gerente general de Cappro, Sandra Noguera.
Añadió que las previsiones de industrialización de la soja para el cierre de este año no superan los 2,5 millones de toneladas, lo que de concretarse representaría una capacidad ociosa de más de 1,8 millones de toneladas y eso pone en evidencia cómo van profundizándose aún más las condiciones de competitividad negativas para la subsistencia de las industrias aceiteras nacionales que apostaron por el país y envían nuestros productos a los mercados más exigentes del mundo, advirtió.
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Industria no avanzaron mucho
Añadió que la producción de soja en nuestros país se ha incrementado en un 28% entre el 2014 y el 2024, pero la industrialización de esta oleaginosa no tuvo el mismo comportamiento, el año pasado fue un 8% menor que la que se había conseguido en 2014.
“Este año solo cerca del 25% de la producción sería industrializada a nivel local este año, dejando a las industrias con más del 33% de capacidad ociosa”, estimó la ejecutiva.
Señaló que esta situación se da porque en las condiciones actuales, es más competitivo exportar los granos de soja en estado natural, que son utilizados por fábricas del extranjero, en lugar de aprovecharla en el país.
Explicó que muchas industrias redujeron su competitividad, porque se han dado cambios en las reglas que habían sido establecidas por el Gobierno, modificando de manera significativa los planes iniciales que se tenían y frenando las inversiones.
La situación demuestra la falta de políticas públicas que apunten a agregar valor dentro del país a las materias primas agrícolas que ya producimos.
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Establecer política clara
Comentó que Cappro considera que es necesario establecer una política industrial clara que permita, como un primer paso, que la industria aceitera nacional pueda al menos volver a trabajar a niveles cercanos a toda su capacidad instalada, que permitan aprovechar en mayor medida nuestra producción agrícola y recuperar rentabilidad que se ha ido erosionando sistemáticamente en estos últimos años, para volver a ser una actividad promisoria.
“Se requiere de una política industrial que ayude a capitalizar el potencial del sector, medidas que pueden resumirse en cinco ejes principales”, reclamó. Citó en primer lugar, un esquema de equiparación tributaria para la industria aceitera; dos, seguir trabajando para demostrar que la producción nacional es sustentable; tres, la lucha frontal y permanente contra el contrabando; cuatro, desarrollar e impulsar un plan maestro de navegabilidad, y; quinto, promulgar una ley del régimen de admisión temporaria para importar materias primas agrícolas, finalizó.