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El exministro de Hacienda (2003-2005 y 2008-2012) dijo a ABC que, sin dudas, es un logro importante para nuestro país que Moody’s, una de las tres calificadoras de riesgo, anunciara que Paraguay alcanzó el grado de inversión, pasando de Baa1 Positiva a Baa3 Estable.
“Este punto de inflexión en nuestra economía es el resultado de 20 años de esfuerzos de mantener los sólidos fundamentos macroeconómicos, la disciplina fiscal y la recuperación y consolidación de las finanzas públicas y del sistema financiero, iniciados con siete reformas entre 2003 -2005, y preservados por los sucesivos gobiernos hasta hoy”, afirmó.
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Explicó que la política económica consistente y la predecibilidad macroeconómica se mantuvo aún en tiempos difíciles, como en el de los efectos adversos del clima o sequías de algunos años, la crisis financiera global del 2008 y en los de la pandemia (2020-2021).
A su criterio, el grado de inversión es la contribución de varios gobiernos desde 2003, pero que “la debilidad institucional sigue siendo el talón de Aquiles de nuestro país”, por lo que reconoció que le sorprendió la calificación anunciada. “La verdad que no hemos mejorado en lograr la fortaleza institucional”, aseguró.
Los beneficios para el país
Borda considera que con el grado de inversión nuestro país gana visibilidad internacional, con los otros países que ya están en la vitrina y que por esa razón puede acceder, tanto el gobierno como las empresas privadas calificadas, al mercado de capitales o bonos, en condiciones más favorables, como tasas de interés más bajas.
Además señaló que las empresas extrajeras podrían interesarse en radicar sus inversiones, que puede traducirse en mas tecnología y generación de empleos a nivel local. “Dos comentarios sobre esta segunda ventaja: la inversión extranjera directa (IED) busca seguridad jurídica e institucionalidad del Estado que garanticen su inversión. Asimismo, existen opciones en otros países por las que no debemos ser sobreoptimistas, que de forma inmediata las inversiones extranjeras directas desembarcaran en nuestro país. Sobre todo, me preocupa que no hubo avances en la justicia, en el Poder Legislativo, en la lucha contra la corrupción, por citar algunos”, puntualizó.
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El exministro refirió que existen riesgos de retroceso o de perdida de la calificación,, esta última posibilidad puede ocurrir si las expectativas de la calificadora no se cumplen con relación a las políticas y resultados esperados con en el informe del 26 de julio de la empresa calificadora.
“La fundamentación de la calificación tiene dos grandes pilares”, dijo y recordó que, por una parte, dice que la diversificación económica y la inversión pública en infraestructura respaldan la resiliencia ante los choques y preservan, al mismo tiempo, la solidez fiscal, y; por la otra parte, el historial de reformas institucionales respalda la eficiencia del sector público y la fortaleza institucional”.
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Destacó que cada componente tiene detalles de las expectativas de la calificada sobre comportamientos de las variables económicas o indicadores, ejemplo que el coeficiente de la deuda publica no exceda 40% del PIB, el crecimiento económico se mantenga en los próximos años entorno al 3,5% ,y que las reformas estructurales avancen, entro otros.
Desafíos para el gobierno actual
En cuanto a los desafíos más difíciles del actual gobierno para sostener la calificación, dijo que su impresión es que se debe avanzar en las reformas estructurales y lograr resultados.
“Están pendientes la reforma de la función pública y el servicio civil y la reforma del sistema de jubilaciones y pensiones del sector público o la Caja Fiscal. Ambos demandarán la discusión y construcción de consensos con los funcionarios públicos”, afirmó.
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Explicó que las dos reformas mencionadas son muy importantes, el primero para profesionalizar el servicio civil e incorporar, como criterio rector, la meritocracia para el ingreso y promoción de los funcionarios públicos y, el segundo, para detener el creciente déficit operativo de la Caja Fiscal y la sangría de los recursos del Tesoro o del contribuyente para financiar el déficit y, al mismo tiempo, disminuir la inequidad entre los seis sectores: militares, policías, docentes, magistrados, profesores universitarios y funcionarios públicos.
También indicó que las otras dos reformas son ya leyes promulgadas, pero con retrasos en resultados, que ese es el caso de la Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones y el de Reordenamiento de la Administración Pública. “Y, desde luego, más preocupante aún, la debilidad de las instituciones del Estado”, resaltó.
Riesgo para mantener la calificación
Consultado Borda sobre si existen riesgos para mantener la calificación, el exministro reiteró que, quizás, lo mas preocupante sea la débil institucionalidad del sector público, en términos de la corrupción, el nepotismo y las arbitrariedades que siguen creciendo en el Estado y las continuas demandas de recursos del Tesoro para financiar los gastos de salud y educación de los sectores vulnerables.
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Dijo que la corrupción y la restricción de recursos para responder a las necesidades básicas seguirán socavando la mencionada “fortaleza institucional”, uno de los fundamentos o justificaciones del grado de inversión.
“Realmente es preocupante, pero hemos dado un paso importante con la graduación, ahora la tarea consiste en recordar al gobierno de los mencionados riesgos para no perder la calificación”, finalizó el exministro.