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“¿Qué hacer con nuestros excedentes electroenérgeticos de unos 250.000 GWh/año por los próximos diez años?”, se pregunta el consultor, Guillermo López Flores. Ante un análisis de los escenarios, dice que no tenemos un plan de desarrollo industrial que absorba semejante masa de energía, y que si lo tuviéramos, su materialización sería lenta.
“Del bloque con tarifa especial para electrointensivas de 2015, hasta hoy solo se instaló una firma con 40 MW. Otros intentos no se materializaron”, indicó. Agregó que cualquier industria electrointensivas o pesada lleva años en instalarse, como Cemento Yguazú, Cecon, Omega Green, Paracel y Atome.
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En cambio mencionó las principales ventajas de vender la energía a las criptominerías. “Una criptomineradora de 100 MW, 220 KV, se instala en el plazo de un año, funciona 24 hs, 365 días del año y consume 876.000 MWh-año”, puntualizó. Por lo que a una tarifa promedio de US$ 40 MWh representa una facturación de ANDE de US$ 35 millones más IVA, añade.
“Si la tarifa de Itaipú fuera US$ 10 kW-mes, representan US$ 20 MWh. El lucro neto de ANDE sería US$ 15 millones por año más US$ 3,5 millones en IVA”, detalló el Ing. López Flores.
Mencionó que 10 mineradoras de criptomonedas que usen 100 MW, aportarían US$ 150 millones por año a la ANDE y US$ 35 millones de IVA. “Ahora que Brasil se pone intransigente con la tarifa y no hay esperanza de renta por esa vía, vieron la luz, y las criptomineradoras pueden ser salvavidas financiera de ANDE. Y en menos de dos años se puede consumir 1.500 MW o más”, destacó el consultor.