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La Administración Nacional de Electricidad, en el material de referencia, explica que por “pérdidas eléctricas” debe entenderse “la diferencia entre la energía eléctrica disponible para el sistema y la energía eléctrica facturada”. Las pérdidas, según las caracterizan son “técnicas y no técnicas”.
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Apuntan igualmente que los mayores desperdicios se localizan en las redes de distribución, con el 21,17% del total y, en menor medida, en las líneas de transmisión, a las que imputan el 5,13% de las pérdidas.
En las redes de distribución, según el material informativo en cuestión, se evaden, 4.180.541 MWh, equivalente casi a la mitad de la cantidad que consumió el año pasado el sector metropolitano del Sistema Interconectado Nacional (9.964.347 MWh).
Si al caudal que se desperdicia en las áreas de distribución del sistema de la ANDE adicionamos el que se extravía en las líneas de transmisión, veremos que el derroche, solo en el ejercicio en estudio, trepaba a 5.193.301 MWh.
Solo en 2022, la ANDE perdió US$ 277 millones
Para monetizar la cantidad que perdió la ANDE el año pasado, basta con multiplicar los 5.193.301 MWh por US$ 53,3, la tarifa media nacional de energía eléctrica que calculada la ANDE en 2022.
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En efecto, si 5.193.301 MWh es la cantidad que la estatal perdió durante el ejercicio anterior y US$ 55,3 fue la tarifa media nacional del fluido eléctrico en el mercado que administra la ANDE, podemos estimar que en 2022, a los administradores de turno de la estatal se les escurrieron entre los dedos US$ 276.802.943,30.
La empresa estatal explica a sus lectores que “en el marco de la gestión comercial y técnica de la ANDE, se implementaron diferentes estrategias, que fueron incluidos en los programas diseñados para la reducción de las pérdidas eléctricas del mercado nacional”.
Sin embargo, la tabla decenal de pérdidas que complementa a este material informativo, prueba que esas “estrategias” no fueron muy exitosas que digamos.
Solo 0,44% fue la tasa del éxito
En 2013, la ANDE admitía un desperdicio eléctrico del 26,87%, pero una década después esa tasa era del 26,44%. Si se midieran los logros de la ANDE en este campo, la base de sustentación de esas estrategias se reducen a tan solo 0,44%, ni más ni menos.
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En la década en cuestión puede observarse en el gráfico que acompaña esta noticia, alcanzaron en 2020 una tasa de pérdida del 23,54%, pero año año siguiente, el corset se aflojó y el agujero por que se evadían los MWh volvió a trepar al 26,19%. En cuanto a las causas, en varios párrafo se lee la palabra “hurto” y menciones a controles poco eficientes.
La ANDE suministró el año pasado 19.744.025 MWh, equivalente a toda la capacidad de producción de la central paraguayo/argentina Yacyretá, en tiempos de flujos generosos de agua y total normalidad en lo atinente a potencia disponible para la producción.
De ese total solo facturaron por la venta de 14.238.869 MWh. La mayor evasión se apunta en el departamento Central, incluida Asunción, con 30,55%, le sigue Alto Paraná, con 28,02%.