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La noticia de que Brasil y Argentina quieren reactivar la idea de crear una moneda única que integre a la región recordó intentos anteriores en el Mercosur, bloque que prácticamente desde sus inicios buscó emular algo que a los europeos les tomó varias décadas.
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Ya a mediados de los años noventa, hacia 1996- Mercosur se fundó en 1991-, cuenta Carlos Carvallo, ex integrante del directorio del Banco Central del Paraguay (BCP), que en aquel entonces trabajaba en el Ministerio de Hacienda, ya se empezaba a hablar de acuerdos para avanzar en la armonización de las políticas macroeconómicas para llegar a una moneda única como el euro.
Carvallo asegura que ya entonces ni siquiera en los acuerdos más básicos se pudo avanzar. “Mercosur, a diferencia de la Unión Europea, no pudo construir ninguna institución por encima de los estados parte”, señala. Así como en aquella primera oportunidad, en las demás oportunidades en las que el tema fue mencionado, tampoco se cumplían con las condiciones para que un proyecto de esa naturaleza se dé, señaló.
“Una moneda única no puede ser producto de solo una voluntad política, sin una construcción institucional supranacional previa, algo que a su vez depende de una previa fortaleza institucionalidad de los países que se comprometen en proyectos de esta naturaleza”, dijo.
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Moneda única: la carreta delante de los bueyes
Para Carvallo, empezar a trabajar ahora en un proyecto de unificación monetaria sería como “poner la carreta delante de los bueyes”, debido a que esta sería la última etapa del proceso de construcción del mercado común.
“Nosotros hoy todavía no tenemos libre comercio, y muchas veces la frontera complica en lugar de facilitar el comercio. No somos una unión aduanera porque no tenemos un arancel externo común. No somos un Mercado Común porque no hay libre movilidad. Si no cumplimos esas fases, qué sentido tiene que estemos discutiendo la última”, aseveró.
No están dadas las condiciones, asegura economista
En el mismo sentido, el economista Aníbal Insfrán señaló que desde el punto de vista técnico no están dadas las condiciones. “Vos tenés un país con un déficit fiscal gigante y que está financiando con inflación, con emisiones monetarias. Si hay un banco central único ya no le va a permitir seguir haciendo eso”, apuntó.
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“Y por el otro lado, tenés un país como Brasil, con un alto endeudamiento y con tasas de interés altísimas”, aseguró al tiempo de señalar que de darse “el que debería ser el ancla es Paraguay, el que tiene mejor historial de credibilidad y manejo monetario por lejos en los últimos ochenta años”, concluyó.
En 2012 también se habló de moneda única
El mismo planteamiento se hizo en el año 2012, cuando el Consejo Sudamericano de Economía y Finanzas (CSEF), con la presidencia pro témpore del ministro paraguayo de Hacienda, Dionisio Borda, avanzó en el análisis respecto de la propuesta del uso de monedas comunes de la región, para cursar las transacciones comerciales intrarregionales, buscando incentivar una profundización del proceso de integración.
Recortes del archivo de ABC Color cuentan que ya se analizaba la importancia de que los países puedan fortalecer sus reservas monetarias internacionales para hacer frente a los efectos de los shocks que se originan fuera de la región y que generan impacto sobre las economías locales y regionales.
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Moneda única: en 2019 el tema volvió a ser debatido
Revisando los archivos encontramos que en julio de 2019 volvió a plantearse el tema en una reunión semestral de países del Mercosur que concluyó con la firma de un acuerdo para eliminar el cobro del “roaming” entre los miembros y el encargo a una comisión especial sobre una eventual moneda única.
En aquel entonces Mario Abdo Benítez ya era presidente del Paraguay, mientras que en Brasil gobernaba Jair Bolsonaro, en la Argentina Mauricio Macri y en el Uruguay el ya fallecido Tabaré Vázquez.
También en ese entonces, autoridades del Banco Central del Paraguay (BCP) llamaban al gobierno a mantener al guaraní.
Moneda única en corto plazo es poco probable
Humberto Colmán, exviceministro de Economía del Ministerio de Hacienda, manifiesta que objetivamente no está dadas las condiciones económicas para la creación de una moneda única en el Mercosur.
Señala que la coordinación de políticas y una moneda común en el corto plazo son pocos probables ya que se mantienen divergencias significaticas entre las políticas fiscales monetarias y cambiarias.
Mencionó que el criterio de Áreas Monetarias Óptimas dice que la moneda única para un grupo de países requiere: choques simétricos y alta correlación de sus economías, un alto intercambio comercial, similares políticas económicas y flexibilidad del mercado laboral. “Si se busca establecer compromisos creíbles para avanzar hacia una mayor integración primero se debería garantizar la libre movilidad efectiva”, explicó.