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Si bien en el inicio de la campaña 2022–2023 se registraron lluvias en exceso, especialmente en el mes de setiembre, las precipitaciones se fueron normalizando y a esta altura los plantines de soja experimentan un crecimiento óptimo, comentó el ingeniero Derlis Martínez, consultor técnico del sector privado.
“Las precipitaciones en octubre y noviembre se normalizaron y con eso la soja, que es nuestro principal cultivo de renta de verano, se está desarrollando bastante bien”, agregó.
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Indicó que existen parcelas con 60 días sembrados que están con medio ciclo, considerando que el ciclo completo de siembra a cosecha es 120 días. “Pero lo que va a ser crucial para lograr finalmente una buena zafra son los meses de diciembre y primera quincena de enero, resaltó. “Si las lluvias son constantes, tendremos una muy buena zafra y en algunas parcelas podremos llegar a una superzafra”, vaticinó.
El departamento de Canindeyú es considerado el tercer mayor productor de soja con 650 mil hectáreas cultivadas, detrás de Alto Paraná (con más de un millón de hectáreas) e Itapúa con 700 mil hectáreas, recordó Martínez.
El rinde final de la producción está directamente relacionado con el intercalado de lluvias y sol. Si las lluvias son moderadas con un promedio de 50 milímetros por semana, la producción puede llegar a niveles extraordinarios.
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El promedio normal de rendimiento en el departamento de Canindeyú es de 3.500 kilos por hectárea, que incluso puede llegar a 4.000 si las lluvias son las esperadas. En ese sentido el profesional de la agronomía agregó que existen buenas perspectivas, pero que las previsiones extendidas están ligeramente equivocadas porque están cayendo más lluvias de lo previsto.
La preocupación tiene relación con los 500 milímetros de lluvias registradas en la zona en el mes de septiembre, cantidad de agua suficiente para toda la zafra. Infelizmente no hubo buena distribución y eso resulta perjudicial, según Martínez.
Recordó, sin embargo, que el año pasado el promedio nacional de producción por hectárea fue de apenas 1200 kilos, por falta de lluvia, un nivel mínimo de producción en 20 años.