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Un rubro casi en extinción tras la pandemia y que sobrevive duramente gracias al trabajo familiar, el de la panadería de barrio, está agonizando ante el constante impacto de la subida de precios que sufren en las materias primas.
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“Están muy caros los precios de la harina, la manteca y el huevo. La harina leudante subió de G. 53.000 a G. 70.000 el fardo. Para hacer un kilo de pan se gasta más de G. 20.000. Yo vendo mi pan kesú o pan casero a 3 por G. 20.000, para que sea más accesible a la gente”, manifestó Mirta Cabrera, la propietaria de una de las panaderías del centro de Asunción.
Al tratarse de negocios pequeños, están teniendo que asumir los costos subiendo de manera muy tímida los precios ante la posibilidad de perder clientes a causa de la fuerte competencia que significan hoy las grandes cadenas de supermercados y tiendas de conveniencia.
“Se pierde clientes y uno necesita trabajar. Uno por no perder clientes se aprieta, no está ganando”, afirmó Celsi Becker, otra panadera.
A finales de mayo pasado, el gremio de panaderos del país ya había anunciado que aumentaría sus precios debido a la suba también de los de la materia prima.