El segundo cabeza de serie, cinco veces campeón del torneo que se disputa en Melbourne (2004, 2006, 2007, 2010 y 2017), solventó su pase a la penúltima ronda en dos horas y quince minutos tras mostrar un nivel creciente en su quinto compromiso en el 'major'.
Empezó algo dubitativo. Incurrió en una concatenación de errores atípica en él. Falló de derecha, marró algún revés, incluso vio cómo alguna volea huía más allá de la línea de fondo.
Esa imagen de Federer, insólitamente vulnerable, contrastó con la fiabilidad y el arrojo mostrados por Tomas Berdych en el arranque del duelo número 26 entre ambos jugadores.
El checo parecía advertir, de ese modo, de su intención de quebrar una racha de ocho tropiezos ante el último campeón en Melbourne, quien lideraba el total por 19-6 antes de este nuevo envite. El marcador premió su tenis, por momentos sobresaliente, con un favorable 2-5. Fue un espejismo.
Entonces Federer ajustó sus golpes. Encontró las líneas y las fisuras de su oponente y negó el primer parcial a Tomas Berdych al corregir dos pelotas de set en contra, con 4-5 y con 5-6.
El helvético, poseedor de 19 títulos de Grand Slam, forzó el desempate y ahí borró a Berdych: sumó 7 de los 8 puntos disputados y se anotó la manga inaugural, por 7-6 (1), en 58 minutos.
“Estoy contento por haber superado la prueba del primer set”, reconoció a pie de pista. Prácticamente la mitad de tiempo (34 minutos) necesitó para cerrar el segundo parcial, por 6-3.
Le bastó con puntuar una vez al resto, toda vez que con su saque se mostró impenetrable: ganó el 83 por ciento de los puntos jugados con su primer servicio y acumuló seis saques directos en ese set.
Lanzado hacia su decimocuarta semifinal en el Abierto de Australia -récord en la Era Open-, Roger Federer festejó con el definitivo 6-4 su triunfo número 92 en Melbourne Park.
Su contador de golpes directos resume la brillantez de su reacción: acabó con 61. Consolidó, así, su candidatura al título tras convertirse a sus 36 años y 173 días en el jugador de mayor edad que pisa la penúltima ronda del torneo desde 1977, cuando el australiano Ken Rosewall se erigió en semifinalista con 42 años y 68 días.
Roger Federer se medirá por una plaza en la final con el surcoreano Hyeon Chung, número 58 del mundo. Él es el semifinalista del Abierto de Australia con ránking más bajo desde el año 2004.
El ruso Marat Safin era entonces el número 86. “Personalmente, a mí me encanta ver a nombres nuevos ahí. Llegar a unas semifinales es algo satisfactorio para él”, señaló el suizo sobre su próximo rival. La otra semifinal tendrá como protagonistas al croata Marin Cilic, sexto favorito, y al británico Kyle Edmund.