Pliskova, que pasará este lunes de la séptima a la segunda posición en el ránking WTA, necesitó una hora y 27 minutos para infligir a Konta la sexta derrota en siete enfrentamientos.
La jugadora checa sumó su decimotercer título de la carrera y lo celebró con su entrenadora, la española Conchita Martínez, cuatro veces campeona en la tierra batida romana, cuando se impuso consecutivamente de 1993 a 1996.
La mayor potencia de Pliskova, primera checa en conquistar el título en Roma, y su solidez al saque fueron determinantes para desequilibrar un partido en el que Konta, exnúmero 4 del mundo, pagó a caro las únicas dos roturas concedidas. Consiguió el quiebre de forma inmediata en el primer set y se escapó 3-0, y nunca ofreció ocasiones de rotura a la británica para tomar ventaja y lograr el 6-3.
También robó el saque a Konta en el séptimo juego del segundo parcial, para adelantarse 4-3 y sacar con 5-4. Tras dos bolas de partido anuladas por la británica, Pliskova sentenció la final y puso las manos en el trofeo del torneo del Foro Itálico. Después corrió hacia el palco donde la esperaba una emocionada Conchita Martínez para darle la mano y celebrar el triunfo.
Se acabó de esta manera el torneo de una Konta que había doblegado a la holandesa Kiki Bertens, reciente campeona en Madrid, y a la griega María Sakkari, en su camino hacia su primera final romana. Para Pliskova, número 3 en la carrera particular a Shenzhen 2019, fue una autoritaria victoria en un torneo en el que el año pasado había vivido uno de los momentos más controvertidos de su carrera, cuando frustrada golpeó varias veces la silla del árbitro para protestar por sus decisiones.
En esa ocasión, Pliskova, que defendía el cuarto de final obtenido en la anterior edición, protestó duramente al árbitro por negarle un punto a favor cuando sacaba con empate a cinco juegos y 40-40 en el set decisivo, rechazó estrecharle la mano y golpeó tres veces de forma violenta la silla, provocando un llamativo agujero en la parte lateral.
Esa historia queda ya como una anécdota para Pliskova, que presentó este domingo su candidatura para un papel de protagonista en el próximo Roland Garros, del 26 de mayo al 9 de junio. La checa recogió el premio de manos de la exjugadora italiana Roberta Vinci, que se retiró el año pasado, y expresó el deseo de que se abra este domingo un ciclo ganador en Roma.
“Fue una gran semana para mí. Hubo partidos difíciles, estaba nerviosa porque era una final, pero lo logré. Johanna jugó un gran partido y fue duro. Es mi primera final en Roma y espero que no sea la última”, afirmó Pliskova. Y sobre París, la jugadora checa fue optimista. “Cada torneo empieza desde cero, son seis partidos cada una. Todo será distinto, pero espero llevar el tenis que jugué aquí a París”, dijo.