Nueva York, la ciudad que nunca duerme y provoca disparidad en el US Open

NUEVA YORK. Esta es una de las capitales del mundo. “La ciudad que nunca duerme”, como popularizó Frank Sinatra en los 70. Un icono arquitectónico. “O lo amas o lo odias”, según Garbiñe Muguruza. Y en el US Open lo que la hace única no enamora a todos.

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La rumana Simona Halep, primera del ranking de la WTA, fue la primera en verbalizarlo tras caer eliminada el lunes en primera ronda ante la estonia Kaia Kanepi. “Nunca juego mi mejor tenis aquí. Aquí siento que mi juego nunca está a su mejor nivel. A lo mejor el ruido de la gente, el ruido de la ciudad... Todo junto. Soy una persona tranquila, quizás prefiero los lugares más pequeños”, apuntó la vigente ganadora de Roland Garros, quien el año pasado sucumbió también a las primeras de cambio, en esa ocasión ante la rusa Maria Sharapova.

“He conseguido buenos resultados aquí. No me estoy quejando. Solo digo que aquí no me siento al 100% cuando salto a la pista”, agregó. El Abierto de Estados Unidos acoge cada año a cientos de miles de personas, ávidas de disfrutar del último torneo de Grand Slam en las pistas duras de Flushing Meadows.

Y mientras para algunos, como el argentino Juan Martín del Potro, eso es una bendición, para otros como Halep o la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza es un inconveniente. “La entiendo de verdad cuando dice eso, porque en los primeros años casi no pasaba la primera ronda y pensaba que quizás la ciudad, la gente, el torneo era un poco diferente (por el ruido), pero lo estoy intentando llevar mejor. Lo entiendo, a algunos no les gusta. O lo amas o lo odias”, apuntó la originaria de Caracas, quien destrozó en sets corridos de 6-3, 6-0 a la china Shuai Zhang en su estreno.

“Intento no pasar demasiado tiempo fuera. Hay demasiada gente. Paseo por el parque pero no me voy de compras, no voy a lugares con mucha gente. Paso mucho tiempo en el hotel. Veo muchas películas y series. Escucho música (...) Siento que en mi habitación estoy más tranquila”, añadió.

Una torre entre rascacielos

Halep se despidió por segundo año consecutivo en la primera instancia, Muguruza continúa en liza. También Del Potro, que no tuvo piedad en su estreno ante el estadounidense Donald Young, al que superó en tres sets en menos de dos horas por 6-0, 6-3, 6-4. Pero, aunque se medía a un jugador local, el argentino siempre se siente en casa en la Gran Manzana. “Siempre que vengo la gente me da mucha energía para sentirme así, y no tengo palabras para describir cómo me siento en estas pistas y en Nueva York”, señaló emocionado tras su triunfo.

“Tengo altas expectativas jugando este torneo porque es mi favorito del circuito. Estoy feliz por estar sano, en buena forma, por poder jugar este deporte que amo”, comentó, vitoreado por los miles que acudieron al nuevo Louis Armstrong Stadium a ver su estreno.

El albiceleste juega de local en Nueva York desde que se coronó en 2009. Y disfruta cada día del torneo. Una Torre, la de Tandil, en la ciudad de los rascacielos. Como uno más.

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