Será la final deseada y el primer partido en el que el número uno y número dos lucharán en el último encuentro del año por convertirse en el rey de la temporada. Para ello Murray tuvo que pasar en pista tres horas y 38 minutos y salvar una bola de partido ante Raonic y vencerle por 5-7, 7-6 (5) y 7-6 (9), mientras que Djokovic economizó energías en su victoria ante Nishikori por 6-1 y 6-1 en 66 minutos.
El físico tendrá mucho que ver en el último partido del año para ambos. Murray ha disputado dos maratonianos encuentros. El primero contra Nishikori y el de este viernes contra Raonic. Los dos más largos, a tres sets, en la historia del Masters desde que empezaron a tomarse los tiempos en 1991. Solo en estos dos ha permanecido en pista el de Dunblane casi ocho horas.
Djokovic ha tenido una primera fase con menos desgaste. Sólo ha cedido un set contra el austríaco Dominic Thiem y ha disputado dos partidos casi de entrenamiento, uno contra el belga David Goffin, sustituto del francés Gael Monfils, y otro contra Nishikori este viernes, cuando el japonés venía de sufrir tres mangas ante el croata Marin Cilic el día anterior.
Será el duelo 25 entre ambos, con 24 a 10 para el serbio. Todo un clásico ya, que se ha repetido esta temporada en cuatro finales, con tres victorias de Djokovic, Abierto de Australia, Roland Garros y Madrid, mientras que Murray se impuso en la de Roma.
Después de ocho participaciones, de tres semifinales perdidas y de desperdiciar tres puntos de partido contra Raonic, Murray ha alcanzado por primera vez una de las pocas finales que faltaban en su palmarés.
El británico se impuso en tres horas y 38 minutos, nuevo récord en cuanto a partido más largo a tres sets en el Masters, desde 1991, para vencer a Raonic por tercera vez este año en Londres (finales de Queen's y Wimbledon) y octava vez consecutiva.
Fue un duelo frenético que al final significó la victoria 23 consecutiva de Murray. Raonic tuvo más oportunidades que el británico para convertirse en el primer canadiense en disputar la final individual, puesto que en el primer desempate de la tarde estuvo a solo dos puntos de la victoria (5-5) con saque, y cedió los dos puntos siguientes.
Luego, en el segundo desempate, el discípulo de Carlos Moyá salvó tres bolas de partido y tuvo bola para ganar, pero al resto. Con todo el público del O2 vibrando y alentando a su héroe local, Murray confirmó a la cuarta oportunidad.
Días atrás Murray había protagonizado el hasta entonces partido más largo a tres sets en el Masters, al batir al japonés Kei Nishikori en tres horas y 20 minutos. Una vez más, el británico sacó su garra para salir airoso de un encuentro endiablado.
Después Djokovic jugó a lo campeón, con la mente puesta en igualar los seis Masters del suizo Roger Federer, para destrozar a Nishikori en algo más de una hora. Le tiene tomada la medida el serbio al japonés cada vez que se enfrentan en el O2. Hace dos años le venció 6-1, 3-6 y 6-0, y el año pasado 6-1 y 6-1.
El de Shimane se mostró cansado después del partido de anoche contra Cilic y no pudo seguir el ritmo del serbio, que le rompió el servicio en seis ocasiones, y jugó a su antojo, incluso relajado en algunos momentos ahorrando energías para la batalla del domingo.
El serbio intenta acabar la temporada como número uno por tercer año consecutivo y quinta vez en seis años. Tendrá enfrente a un rival que quiere convertirse en el jugador 17 en la historia en finalizar en el trono de la ATP.