En la década de los 1980 y en los primeros años de 1990, McEnroe y Lendl, dos de los mejores tenistas del momento, se vieron las caras en más de 60 ocasiones, forjando una competencia única e inigualable.
El volcánico y talentoso McEnroe dominaba a sus anchas el tenis cuando llegó al circuito el checo, trabajador incansable y extremadamente meticuloso en su preparación. Los dos empezaron a forjar una rivalidad que se trasladó más allá de las canchas, con cruces de declaraciones y ademanes que recordaban más al mundo del boxeo que a un deporte elegante como es tradicionalmente el tenis.
“Tengo más talento yo en mi dedo meñique que Lendl en todo su cuerpo”, llegó a decir el estadounidense sobre Ivan. Ese fue uno de los muchos cruces de declaraciones entre dos tenistas antagónicos: uno era pura imaginación y era querido por el público, mientras que el otro era más callado, calculador, frío y más distante con los aficionados y medios de comunicación. “¿Os hace ilusión que un robot sea el número uno del mundo?”, preguntó en otro momento el tenista estadounidense.
Ahora, tres décadas después -su único duelo en el All England Tennis Club fue en semifinales de 1983, con victoria para 'Big Mac'-, el enfrentamiento se ha trasladado al exterior de la pista a los banquillos, aunque, claro está, sin la enorme carga emotiva que había entonces. Después de dos años, Lendl volvió al equipo del británico Andy Murray, mientras que McEnroe -que trabaja junto al español Carlos Moyá- fue contratado por Raonic para ayudarle en la temporada sobre hierba.
Desde que se enfrentaron el mes pasado en la final del torneo de Queen's -con victoria para Murray-, el escocés y el canadiense, segundo y sexto favorito en Wimbledon, respectivamente, han ido superando rondas hasta verse las caras en la final del 'major' británico. Más allá del partido por el título, de los más atractivos a día de hoy en el circuito, se esperaba un pasional duelo en las tribunas, pero McEnroe no se sentó en el 'box' de su pupilo, sino en la cabina de comentarista de la cadena de televisión norteamericana ESPN.
En los últimos días, los protagonistas, sin embargo, restaron importancia al esperado duelo entre sus respectivos entrenadores y aseguraron que son ellos y no los preparadores los que estarán sobre la pista. “La verdad, no lo he pensado mucho. Eso es algo más para vosotros (los medios de comunicación) que para los jugadores; y sólo es porque me enfrento a Milos”, comentó Murray, campeón en 2013, antes de la final.
“Juego contra Milos, no contra John. Y Milos no juega frente a Ivan. Esto es así, no hay nada más”, prosiguió el número uno británico, que acabó haciéndose con el título tras ganar por 6-4, 7-6 (3) y 7-6 (2), en casi tres horas.