Djokovic, máximo favorito al título tras dominar el circuito en los últimos meses y ganar el pasado Abierto de Australia, estuvo lejos de su mejor nivel y perdió en dos mangas con un doble 6-4 en una hora y 38 minutos de juego.
“Es una victoria muy especial para mí. Tenía una gran estrategia para jugar contra él. Es muy especial ganar al número uno. Desgraciadamente, el torneo no se ha acabado. Tengo que volver mañana y tener una buena mentalidad”, dijo el vencedor en conferencia de prensa.
Frustrado y muy enfadado, Djokovic se despidió del torneo del desierto californiano al ser barrido por su oponente, que ahora chocará en los octavos de final con otro contrincante que tampoco se le da bien históricamente como el francés Gael Monfils (N.18).
Kohlschreiber nunca había ganado a un número uno, con un balance de 0-11 y un récord de 1-8 contra “Nole”. De hecho, solo le había ganado un set desde 2014, en Roma, y su único triunfo ante él databa de 2009 en Roland Garros.
Pero este martes nada de eso importó. Djokovic nunca rindió a su nivel y, tras ceder su saque en el séptimo juego (4-3), también perdió el set.
El serbio lo pagó con su raqueta, que quedó destrozada tras varios golpes contra su calzado.
La rabia no le ayudó tampoco en la segunda manga y el germano materializó la sorpresa del campeonato tras mantener la calma y observar desde el otro lado los numerosos errores no forzados de su rival.