Dieciocho años después de que el austríaco Thomas Muster derrotara al chileno Marcelo Ríos en tres sets, la pista central del RCT Barcelona vivió un última ronda entre dos tenistas no españoles, esta vez inédita, pues en las 62 ediciones del torneo nunca había habido un finalista nipón y otro colombiano.
El Godó, acostumbrado en los últimos tiempos al dominio de los tenistas locales y en especial a la tiranía de Rafael Nadal, no veía un campeón que no fuera español desde la victoria del argentino Gastón Gaudio en 2002.
Hoy Nishikori, de 24 años y decimoséptimo en el ranking mundial, destrozó todas esas estadísticas y también a Giraldo, que no supo cómo superar a un rival sólido, concentrado, con un tenis muy consistente y cuyo juego raramente acusa altibajos.
Giraldo, de 26 años y 65 en el ranking ATP, ha confirmado en Barcelona su madurez, después de alcanzar esta temporada las semifinales en Houston y Viña del Mar. Pero hoy, cuando buscaba su primer título profesional, nada pudo hacer contra un tenista tremendamente regular.
El colombiano ganó los dos primeros juegos de la final antes de perder los ocho siguientes y ver cómo, en tres cuartos de hora de partido, ya iba 6-2 y 2-0 abajo. Pero lo peor para Giraldo no era el resultado, sino tener la sensación de que éste se producía pese a no estar jugando mal del todo.
Nishikori, cuarto cabeza de serie del torneo y que había ganado cuatro de los cinco partidos que hasta hoy había disputado ante el cafetero, jugaba con eficiencia nipona cada punto.
Giraldo debía pegar siempre una derecha más, hacer un esfuerzo extra para poder doblegar la resistencia de su oponente, un tipo de jugador que acaba aburriendo al rival, desesperándole a base de insistencia.
Frustrado y sin la efectividad que había mostrado con el servicio durante toda la competición, el colombiano la pagó en varias ocasiones con el juez de silla por no cantar fuera un par de bolas que Nishikori había devuelto a las líneas.
Aun así, Giraldo tuvo pelota de rotura para igualar a dos la segunda manga, pero la desperdició y claudicó definitivamente del partido.
Nishikori se llevó los cuatro juegos siguientes y el título sin apenas hacer ruido, del mismo modo que se había colado en la final, tras tumbar al español Roberto Bautista, al kazajo Andrey Golubev, al croata Marin Cilic y al letón Ernests Gulbis.
Es su segundo título de la temporada -también ganó en Memphis- el quinto de su carrera, el primero en tierra y también el primero en Europa.
Y, por supuesto, el primero en el Godó, donde el japonés, que ya huele de cerca el 'top-ten', ocupa a partir de hoy el trono que ha dejado vacante ni más ni menos que el rey de la tierra, el número uno mundial, el español Rafael Nadal.