“Haber ganado aquí significa un poco más porque es el torneo que más me gusta. Vine un par de veces con mi abuelo cuando tenía yo diez y once años, en 2005 y 2006. Mi abuelo jugó al tenis, llegó a ser top 15 y uno de los fundadores de la ATP, por eso yo tenía pase para ir a los camerinos. Incluso tengo un libro de Wimbledon con millones de autógrafos de los más grandes”, explicó el joven de 22 años a dos medios españoles entre los que estaba Efe.
Su abuelo fue Jaime Fillol, leyenda del tenis chileno en los años 70 y campeón de siete títulos ATP y finalista dos veces de Grand Slam en dobles. “Cuando juego me acuerdo de todos esos momentos, cuando soñaba con estar aquí”, argumentó Jarry, que derrotó al serbio Filip Krajinovic para conseguir la primera victoria sobre césped de su carrera.
Pese a este temprano descubrimiento del pasto, Jarry aseguró que es difícil adaptarse a estas condiciones por haberse criado en arcilla. “Mi juego creo que se puede adaptar bien pero necesito más tiempo. Independientemente de si me va bien o va mal, lo voy a pasar siempre bien en esta superficie. Haber crecido en arcilla me ayudó a formarme, si me hubiera criado aquí, luego pasar a arcilla sería más difícil”, dijo el número 66 del mundo.
Para progresar sobre hierba, el chileno afirmó que a partir del año que viene se tomará “más en serio” la temporada de pasto.
Además, Jarry habló sobre el que fuera número uno del mundo el chileno Marcelo Ríos y destacó cómo les ayuda en la Copa Davis. “Ha estado en toda la etapa de nuestro desarrollo como equipo de Copa Davis. Si uno lo conoce, es buena persona, pero en este mundo ser famoso es muy difícil y él no pudo controlarlo mucho. En Chile es muy difícil la prensa, quiere saber mucho y a veces uno se cansa. No soportaba eso. Somos un país muy chico y todo se sabe muy rápido”, finalizó.
Jarry disputará este miércoles la segunda ronda de Wimbledon ante el vencedor del duelo entre el lituano Ricardas Berankis y el estadounidense Mackencie McDonald.