Giraldo, reciente finalista del torneo de Barcelona, donde cayó en la final contra el japonés Kei Nishikori, necesitó dos horas y 26 minutos para deshacerse del exnúmero uno del mundo, de 33 años.
En sus 16 años de profesional Hewitt nunca había jugado en Madrid. Si lo había hecho en el torneo de Valencia, en 2012, donde perdió contra el croata Ivan Dodig en segunda ronda antes de ganar al argentino Juan Monaco, y dos veces en Barcelona, en 2002 cuando alcanzó las semifinales contra el argentino Gastón Gaudio, y en 2010 cuando finalizó en segunda ronda.
Antes, en el 2000 formó parte del equipo de Copa Davis que disputó la final contra España, y cedió el punto definitivo contra Juan Carlos Ferrero en el Palau San Jordi.
Ganador este año del torneo de Brisbane, al derrotar al suizo Roger Federer en la final, Lleyton había cortado una racha de cuatro años sin levantar un trofeo, y había elegido Madrid esta vez, como punto de partida para habituarse a la tierra en la que puede ser su última participación en Roland Garros.
El sobrio juego de Giraldo, que ha hecho además semifinales en Viña del Mar y Houston, se impuso en uno de los últimos partidos de la jornada, donde el jugador cafetero, se quedó sin camisetas y tuvo que pedir una a uno de los miembros de su equipo.
Castigado por los largos peloteos desde el fondo, Hewitt tuvo que llamar en dos ocasiones al fisioterapeuta del torneo para que le diera masaje en el hombro derecho. Cedió a la primera oportunidad ante un demoledor resto de revés de Giraldo.
El colombiano se enfrentará en segunda ronda contra el francés Jo-Wilfried Tsonga, que derrotó a su compatriota Edouard Roger-Vasselin, por 6-4, 3-6 y 6-3, para situarse a solo dos victorias de la número 300 de su carrera.