El “chico normal” que se perdió el cumpleaños de su padre y eliminó a Raonic

“Un chico normal”, se definió el español Albert Ramos cuando fue pedido que se presentara al público horas después de dar el gran golpe y asaltar los cuartos de Roland Garros en el fin de semana en el que tenía pensado celebrar el cumpleaños de su padre.

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Este domingo en la Suzanne Lenglen Ramos pasó por encima del octavo favorito, el canadiense Milos Raonic, en tres mangas por 6-2, 6-4 y 6-4, en 2 horas y 20 minutos.

“Soy un chico normal, me gusta estar en Mataró (afueras de Barcelona), en la ciudad en la que vivo, estar tranquilo con mis amigos y mi novia, ver fútbol... No hago cosas raras”, se describió algo sorprendido por la pregunta.

“Es un chico tranquilo, entrena en el mismo sitio que yo en Barcelona. Es sorprendente, ha ganado a Raonic en tres sets, es magnífico”, corroboró su compatriota Garbiñe Muguruza, que también logró su pase a cuartos en el primer turno de la jornada dominical.

Desconocido por el gran público, el zurdo de 28 años es uno de los 12 españoles que pelean entre los 100 mejores del circuito.

Sin haber levantado un título en 11 años de carrera -únicamente disputó la final de Casablanca 2012- ni haber superado la segunda ronda de un torneo grande, se ha plantado en cuartos de final con un tenis sólido y muy pocos errores (sólo 13 no forzados ante Raonic).

Su explosión le ha llegado en el mejor momento posible. El cierre de Roland Garros, cuya final se juega el 5 de junio, es la última oportunidad de sumar puntos para los jugadores con opciones de alcanzar los cuadros individuales masculinos y femeninos de la cita olímpica (5-16 agosto).

Ramos llegó a París como noveno jugador español en el ranking mundial (55º ATP). Con cuatro plazas como máximo por país, parecía improbable su escalada. Una semana después ha alcanzado virtualmente el último puesto por detrás de Rafael Nadal, David Ferrer y Roberto Bautista (Feliciano López, 23º ATP, anunció que renunciaba a Rio 2016).

Pero a pesar de moverse en el anonimato, en los últimos meses Ramos había mostrado de lo que era capaz. En octubre derrotó al gran Roger Federer en la segunda ronda de Shanghai, después de haber accedido al cuadro principal tras jugar la clasificación.

Luego llegó otro triunfo destacable en Indian Wells ante el australiano Nick Kyrgios, llamado a ser uno de los grandes nombres del circuito en los próximos años.

En Grand Slam, a cinco sets, nunca había jugado el tercer partido. Para muestra de su escaso convencimiento reveló, tras ganar a Jack Sock en tercera ronda, que le había dicho a su padre que celebrara su 60º cumpleaños este fin de semana porque estaría en casa “seguro”.

Este domingo le volvieron a preguntar: “Fue ayer la fiesta, se lo pasaron muy bien, me estuvieron mandando fotos y vídeos”.

En su comparecencia de prensa insistió en que el primer sorprendido de su actuación en París era él.

“No sé por qué me están saliendo tan bien las cosas esta semana. No me lo esperaba”, dijo después de reconocer que llegaba a París “muy triste” tras haber caído en menos de una hora ante Stan Wawrinka (6-1 y 6-1) en Ginebra.

“Siempre trabajo duro, a veces las cosas salen y a veces no”, dijo Ramos, que ahora tendrá la oportunidad de vengarse de Stan Wawrinka, defensor del título en París, el martes en cuartos de final.

“Cuando juega bien es muy difícil de parar, la semana pasada me ganó muy fácil”, recordó el único zurdo que queda en París tras la retirada en tercera ronda de su ilustre compatriota Nadal.

“Es un regalo estar aquí, Roland Garros es el torneo que todos vemos desde chicos”, añadió el hombre del momento, que aspira a continuar sus estudios de economía cuando finalice su vida de tenista.

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