El número dos del mundo, de 27 años, partirá con ventaja moral frente al 17, dos años más joven pero, sobre todo, a años luz en cuanto a palmarés. No obstante, Ernests vive un momento dulce, rubricado hoy al derrotar al checo Tomas Berdych, dos días después de superar al suizo Roger Federer, cuatro del mundo y dueño del mejor palmarés de todos los tiempos en el Grand Slam.
Además, el serbio solo ha perdido un partido de cinco contra el letón, que cayó en 2008 cuando disputó en París los primeros cuartos de final de su vida en un Grand Slam.
En el cuadro femenino, el pase a semifinales lo obtuvieron la rusa Maria Sharapova, finalista de la pasada edición y ganadora de la de 2012, y la joven canadiense Eugenie Bouchard, convertida en la revelación de un torneo donde las mejores del ranking han caído de forma temprana.
Bajo la atenta mirada del brasileño Gustavo Kuerten, triple ganador en Roland Garros (1997, 2000 y 2001), Djokovic se deshizo del canadiense Milos Raonic, noveno del mundo a sus 23 años, uno de los mejores servicios del circuito, que se estrelló contra el mejor restador.
Dos horas y 22 minutos necesitó el serbio para imponerse por 7-5, 7-6 (5) y 6-4, dejando patente que al jugador canadiense de origen montenegrino le queda todavía camino por delante para poder competir con las mejores raquetas del momento.
Es la décima vez en otros tantos duelos que el canadiense cae ante uno de los capos del circuito, Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer.
En su búsqueda por sumar el único Grand Slam que falta en sus vitrinas, Djokovic apenas dio oportunidad a un Raonic que le hizo sudar hace pocas semanas en las semifinales del Masters 1.000 de Roma, cuando llegó a ganarle el primer set.
“Es muy complicado afrontar un jugador con su servicio, tiene mucha precisión y fuerza, es difícil de anticipar y de restar. He estado muy consistente, mentalmente muy fuerte”, afirmó Djokovic.
El canadiense, que solo cedió su servicio una vez en los dos primeros sets, fue víctima de la precisión del serbio.
Su siguiente rival será un Gulbis. “Es un gran jugador, ha ganado a Roger Federer y a Tomas Berdych, es impresionante, está haciendo su mejor tenis. Será un partido muy difícil para mí”, avisó el serbio.
El letón derrotó a Berdych, sexto de la ATP, por 6-3, 6-2 y 6-4 en dos horas, para poder jugar las primeras semifinales de un Grand Slam de su carrera.
En París, el letón sumó su noveno triunfo consecutivo, porque llegó a Roland Garros tras haberse adjudicado el título de Niza, el sexto de su palmarés y el primero en tierra batida.
Su clasificación para semifinales de Roland Garros puede interpretarse como una segunda eclosión en el mismo torneo donde se dio a conocer para el gran público este excéntrico letón, hijo de un adinerado empresario de su país, de hablar franco y directo y acostumbrado a alimentar la polémica.
“Tengo dos días libres, me voy a ir de fiesta”, bromeó desde la pista Suzanne Lenglen tras haber ganado por tercera vez a Berdych en siete duelos.
“Creo que he hecho el mejor partido del torneo, todo me ha salido bien. Tomas estaba cabreado porque he tocado muchas líneas, pero eso forma parte del juego”, aseguró.
Gulbis arrasó a Berdych, muestra de la metamorfosis que ha sufrido desde que en 2008 disputó en París los primeros cuartos de final de un grande de su carrera.
El hombre que aseguraba que el tenis no era la prioridad de su vida y que anteponía una salida nocturna con sus amigos a un entrenamiento, ha dejado paso a un profesional interesado en el tenis.
Y eso se notó en su tenis, donde este año, además de la victoria de Niza, jugó las semifinales de Barcelona y los cuartos de final del Masters 1.000 de Madrid, además de algunos buenos resultados en pista dura, como el torneo de Marsella y las semifinales de Rotterdam.
Entre las chicas, Sharapova aparece como la gran favorita, por experiencia y palmarés, aunque como sucediera en octavos frente a la australiana Samantha Stosur, estuvo al borde del precipicio frente a la española Garbiñe Muguruza, una de las revelaciones del torneo, que la arrasó en el primer set, pero no pudo aguantar la presión (1-6, 7-5 y 6-1).
La rusa se jugará volver a la final por tercer año consecutivo contra la canadiense Eugenie Bouchard, de 20 años, que venció a la española Carla Suárez por 7-6 (4), 2-6, 7-5.