Djokovic abrió con una victoria más trabajada de lo previsto, ante el número 34 del mundo, su camino en esta edición de Wimbledon, un torneo que aspira a conquistar por segunda vez, tras proclamarse campeón en 2011.
Con el español Rafael Nadal fuera de juego, el serbio ve un obstáculo menos en su camino hacia el triunfo en la pista central del All England Club, adonde llega esta temporada tras exhibir un excelente estado de forma en Australia, donde ganó su sexto Grand Slam, y en París, donde solo Nadal, en un ajustado quinto set, pudo apartarle de la final.
El público que abarrotaba la pista principal del club de Wimbledon a última hora de la mañana, en una jornada soleada al suroeste de Londres, se preparaba durante los primeros golpes para vivir un duelo fugaz entre Djokovic y Mayer.
En apenas cinco minutos, el serbio iba 3-0 por delante del alemán, noqueado en los primeros intercambios y que no ha logrado arrebatarle un solo set al serbio en las cinco veces en las que se han enfrentado desde 2010.
El último recuerdo que conservaba el serbio del All England Club al saltar hoy a la pista era el del encuentro por el bronce olímpico, el pasado verano, en el que perdió ante el argentino Juan Martín del Potro después de haber caído en semifinales ante el local Andy Murray, quien acabaría llevándose el oro de Londres 2012.
Quizás para desquitarse de esas derrotas, el serbio se empleó a fondo en los primeros compases y arrinconaba a su rival en la línea de base con golpes de derecha y le desesperaba con alguna subida puntual a la red a la que Mayer era incapaz de responder.
Djokovic avasallaba a su rival de tal modo que Mayer acabó perdiendo la concentración cuando apenas había pasado un cuarto de hora de juego y encadenó varios fallos no forzados que terminaron de decidir el primer set.
Mayer pidió nuevas bolas en el último tramo del primer parcial y el truco psicológico pareció surtir efecto.
El cielo se nubló sobre la pista central y al mismo tiempo el juego Djokovic se volvió más gris, menos ágil, lo que Mayer aprovechó para imponerse al resto al inicio del segundo parcial, un set en el que el serbio fue a remolque hasta que dio un hachazo en los últimos juegos para restablecer la normalidad, 7-5.
Una vez vencida la resistencia del alemán en ese segundo set, el serbio volvió a pasar apuros para defender su saque en algunos tramos del tercero, en el que se acabó imponiendo tras una lucha más igualada de lo esperado.
Este es el Grand Slam número 35 en el que compite Djokovic, su noveno Wimbledon consecutivo, al que llega sin haber pasado por ningún torneo preparatorio sobre hierba.
El serbio prefirió dedicar los días siguientes a su derrota en París ante Nadal a recuperarse física y anímicamente del exigente choque con el español, que acabó conquistando su octava corona de Roland Garros, el único grande que se le resiste a Djokovic.
El serbio ha ganado esta temporada dos torneos, además del Abierto de Australia, en el que se impuso al británico Andy Murray en la final: Dubai, donde sentenció en el último duelo al checo Tomas Berdych, y Montecarlo, donde se impuso a Nadal.