Lejos de abandonar el torneo a causa del dolor, Djokovic optó por homenajear a su abuelo Vladimir de la mejor forma posible, como él lo hubiese querido: con una victoria.
Por eso, el serbio saltó a la pista, empuñó su raqueta y disputó el encuentro, venciendo a Dolgopolov en tres sets (2-6, 6-1, 6-4) y logrando su clasificación para los cuartos de final.
Djokovic perdió el primer set tras cometer errores inusuales en él, pero se repuso en los dos siguientes y selló el triunfo.
Tras lograr el punto decisivo, Djokoviv apretó los puños y levantó las manos al cielo, dedicándole la victoria a su abuelo, como ya le dedicara recientemente en vida el último título ganado por el número uno, el Masters 1000 de Miami.
Djokovic no estaba para celebraciones, así que se marchó de la pista, de nuevo entre lágrimas, sin dirigirse al público ni recibir la tradicional ovación.
La organización informó de la noticia por megafonía a los espectadores y posteriormente emitió un comunicado, ya que Djokovic pidió ausentarse de la conferencia de prensa posterior al partido.
“Como ustedes saben, (Djokovic) perdió a su abuelo justo antes del partido de hoy (jueves), y fue muy difícil para él jugar después y lograr la victoria, porque se sentía totalmente agotado mental y físicamente”, expresaba el comunicado.
En la próxima ronda, los cuartos de final, Djokovic se medirá al holandés Robin Haase, un rival asequible que no debería impedirle continuar su periplo en Montecarlo.