Del Potro: La historia de un gigante que regresó de sus lesiones

NUEVA YORK. Esta es la historia feliz de un regreso. La historia de un gigante llamado Juan Martín del Potro, que aprendió a vivir con lo que la vida le daba para seguir adelante con una carrera a punto de truncarse.

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Como el Ave Fénix que resurge en medio de las cenizas, el argentino Del Potro reinventó su tenis en el camino de regreso de lesiones recurrentes en sus dos muñecas, y hoy se considera un “jugador más maduro, más completo”.

De aquel gigante de 1,97 m de estatura que gustaba de ganar a palo puro sus partidos, al tenista que la tarde del sábado se abrió camino a la segunda semana del Abierto de Estados Unidos, va un tramo tan largo como las pesadillas de las lesiones, y tan corto como un cuento de Disney.

“Francamente, en realidad no esperaba estar en la segunda semana aquí en el US Open, como tampoco ganar medalla en Rio ni estar al nivel que estoy a estas alturas”, confesó Del Potro en una concurrida rueda de prensa.

Apenas unos minutos antes había derrotado en tres sets de 7-6 (7/3), 6-2, 6-3 al español David Ferrer, undécimo en el ránking mundial.

“Soy el primer sorprendió por el nivel del tenis que estoy jugando”, reconoció el argentino, hundido en el puesto 142 del listado ATP, debido a las lesiones que estuvieron a punto de mandarlo a retiro.

“De hecho lo pensé. A principios de este año estaba pensando en retirarme del tenis, pero la vida da vueltas, y hoy soy un jugador más maduro, más completo”, acotó.

El tenista de Tandil crece cada día. Ha ganado sus tres partidos de este US Open sin ceder un set.

En su debut, venció a su compatriota Diego Schwartzman (N.69 de la ATP) y luego al local Steve Johnson (22), y ahora acaba de despachar a Ferrer, semifinalista en dos ocasiones en este torneo.

“Lo principal no es que físicamente esté mejor, sino que mentalmente me siento más fuerte”, aseguró, y lo demostró en el partido contra el español.

Se recuperó de dos quiebres en el primer parcial, obligó a un desempate y lo ganó con autoridad.

Ya en el segundo set, quebró a su rival en el sexto y octavo juego para ganar fácilmente por 6-2, y desarmarlo por completo en el tercero.

“Para mí, lo principal es poder fijar mi tenis otra vez. Ahora sólo me importa jugar bien, no el ránking. Si Rio hubiera dado puntos, ahora estará mejor que el 142 que tengo, pero eso no me preocupa ahora”, dijo.

Un buen regreso para quien en 2009 dio la sorpresa al ganar la final del US Open nada menos que ante el legendario Roger Federer, pero que de marzo de 2014 a febrero de 2016 apenas pudo disputar dos partidos debido a las lesiones.

“Siento que el público aquí en Nueva York premia mi esfuerzo, todo lo que he hecho por regresar, y eso me anima mucho”, añadió.

Después de tres años, Del Potro alcanzó nuevamente los octavos de final de un Grand Slam. Y eso sin tener un entrenador.

A la pregunta si tiene algún asesor, o algunos amigos que le aconsejen como prepararse responde con una frase que arranca una explosión de risas.

“No. Con mis amigos sólo hablo boludeces” (tonterías), afirma, y sonríe con la misma sencillez de aquel chico que siete años atrás besó la cancha de Flushing Meadows, luego de vencer a su ídolo Federer.

“Estar sin entrenador no es un problema este año. Ahora le saco más provecho al entrenamiento porque trabajo sobre lo que tengo a mano, mantener mi golpe de derecha, mi slide”, asegura.

“Aprendí a administrar mejor mis fuerzas”, revela, y quizá ese sea uno de sus secretos para regresar del infierno de las lesiones.

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