Cibulkova reta a la veterana Na Li

Dominika Cibulkova frustró las esperanzas de Agnieszka Radwanska al vencerla por un contundente 6-1 y 6-2 en 70 minutos, y se convirtió en la primera eslovaca en alcanzar una final de un Grand Slam, y luchará contra Na Li en la del Abierto de Australia.

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MELBOURNE (AUSTRALIA). Li también tuvo un actuación soberbia al aplastar a la joven de 19 años de Montreal Caroline Bouchard, por 6-2 y 6-4, en una hora y 26 minutos, para alcanzar por tercera vez la final en Melbourne.

Cibulkova mide 1'66 metros, y solo hay dos jugadoras más bajas que ella que figuren en el libro de la WTA, la estadounidense Lauren Davis, con 1,57, y la japonesa Kurumi Nara, con 1,58. En los últimos 15 años el primer grande de la temporada solo ha sido ganado por dos jugadoras que rozaban el 1,70, la belga Justine Henin (1,70) , campeona en 1997 y 1998, y la suiza Martina Hingis (1, 67) , campeona en 2004.

Recientemente Cibulkova había declarado que su ilusión nada más hacerse profesional era figurar entre las cien primeras del mundo.

Ese sueño comenzó a cambiar hace dos semanas y ha tenido como premio a su esfuerzo su primera final de un grande.

Hace un año aproximadamente, Radwanska destrozó a Cibulkova por 6-0 y 6-0 en la final del torneo de Sydney. Y hoy la eslovaca se tomó una dulce venganza. “ Estoy muy contenta porque “Aga” siempre ha demostrado ser una jugadora muy fuerte, pero yo estaba preparada para luchar, y en la final también estaré lista al cien por cien”, dijo la eslovaca.

“Ella es una gran jugadora”, señaló al referirse a Na Li “la veía jugar cuando yo era júnior”, señaló Dominika siete años más joven que Li.

Los dos partidos tuvieron un comienzo muy similar, con Li dominando por 5-0 en solo 14 minutos, y Cibulkova cercenando las opciones de Radwanska con un demoledor 6-1 y 5-0 hasta que la polaca logró reaccionar. “Me sentía muy lenta, y llegaba tarde a cada bola”, dijo Radwanska sobre este descorazonador comienzo que transformó su rostro, habitualmente feliz, en una lápida.

La experiencia de Li, de 31 años, se impuso al desparpajo de Bouchard, que hasta esta semana nunca había superado la tercera ronda de un grande. Li, finalista en Melbourne en 2011 y 2013, tiene más tablas en ese aspecto, y lo demostró en la tercera ronda cuando salvó una bola de partido contra la checa Lucie Safarova.

Caroline, novata en una instancia como esta, y primera jugadora desde 1991 (Arantxa Sánchez Vicario) en alcanzar las semifinales de este torneo en su debut, notó los nervios de luchar por un puesto para la final de un Grand Slam y estuvo en K.O. técnico al principio para dejar que la china, entrenada por el argentino Carlos Rodríguez, se colocase con ventaja de 5-0.

Mejoró algo más las canadiense, verdugo en cuartos de la serbia Ana Ivanovic, y en el segundo probó a atacar con mayor solidez, para colocarse con ventaja de 2-0 y ganar en total cuatro de los cinco juegos de ese intervalo, pero la mayor experiencia de Li, campeona de Roland Garros en 2011, permitió a la asiática romper el saque de la canadiense tres veces para impedir su reacción.

Sin ninguna de las tres grandes alrededor, la estadounidense Serena Williams, la rusa Maria Sharapova y la bielorrusa Victoria Azarenka, Li se ve en la situación ideal para triunfar por fin en la capital del estado de Victoria.

“La última vez fue un poco duro, así que intentaré esta vez dar un paso más”, dijo Li, que aprovechó la ocasión para dar todo el crédito de su éxito a su entrenador. “Creo que ha sido su trabajo conmigo. No es solo una cuestión técnica. Me siento más fuerte sobre la pista y más sólida desde el primer al último punto del partido”.

Na Li considera a sus raquetas como sus amigas, y dice que por ello no las maltrata. “Las llamo Li 1 Li 2, Li3 y así sucesivamente”, bromeó “y hoy gané con Li 8”.

Bouchard que al final recibió un mensaje de su ídolo Justin Bieber a través de una red social, y se va del torneo con un cheque por 540.000 dólares, mas del doble de sus ganancias en toda su carrera dijo que se sentía orgullosa de su actuación. “He mejorado como jugadora durante el torneo, pero nunca me siento satisfecha cuando pierdo. Siempre me quedo decepcionada, porque siempre quiero ir más lejos y hacerlo mejor”.

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