Durante uno de los descansos entre juego y juego, Kyrgios, sentado en su banquillo, agitó varias veces una botella de agua, como si se estuviera masturbando, para finalmente apretar el recipiente expulsando este líquido.
Este gesto ha sido calificado por la ATP como obsceno, conllevando una multa de 15.000 euros. Por su participación en Queen's, donde venció tres partidos y alcanzó las semifinales, Kyrgios ganó 105.000 euros.
Esta es la última de una serie de comportamientos cuestionables por parte del australiano, quien ya fue sancionado en 2016, al dejarse perder en Shanghai (China), con 25.000 euros de multa y la suspensión para competir durante ocho semanas, aunque luego fue reducida a menos de un mes al pedir Kyrgios perdón y aceptar tratarse con un psicólogo.
Además, esta semana el controvertido tenista australiano fue noticia por las palabras malsonantes que se le escucharon en la retransmisión televisiva del partido ante Kyle Edmund, por las que la cadena tuvo que disculparse ante los telespectadores.