La confianza de Almagro parece de hierro. Levantó un 0-3 en el primer parcial sin inmutarse, de la misma forma que luego fue mandando en el marcador en los dos siguientes, con calma, templando su formidable revés, bien cruzado o paralelo, y minando poco a poco las reservas de Tipsarevic con quien se enfrentaba por primera vez.
Sigue Almagro sin ceder un set en París en cuatro partidos, como Ferrer, y en nueve en total, contando su victoria en Niza. Esta naturalidad en su juego es la que le llevó hoy a romper cinco veces el servicio del serbio y a disfrutar, también con calma, y un beso al cielo, de una merecida victoria, rubricada con una firma especial en la cámara de televisión: “Mazinger”, así se siente Almagro.