Dañado en el psoas el domingo pasado en el ecuador de la final de Barcelona ante el danés Holger Rune y lastimado también en los músculos isquiotibiales de la pierna izquierda, según reveló este jueves, el español se movió por Madrid, en medio de la intensidad de los compromisos comerciales a los que tuvo que hacer frente, con cierta incomodidad física e incertidumbre mental confiado en que el paso de las horas aliviara su estado y disipara las dudas.
Ha ido de aquí para allá Alcaraz en Madrid, cabeza de cartel absoluto del Masters 1.000, acontecimiento deportivo de la ciudad. Sin Rafael Nadal en escena, el ganador de cuatro Grand Slam es el referente tenístico español y su tirón en la capital española es superior al de cualquiera, incluido el serbio Novak Djokovic, único superviviente del legendario e inigualable 'big three'.
No ha llegado a pisar este año las pistas de tierra de la Caja Mágica el doble ganador en Madrid, en 2022 y 2023, que se ha recorrido la ciudad de punta a punta desde el pasado lunes, cuando participó en la presentación oficial del torneo, en el Ayuntamiento, en la puesta de largo del nuevo estadio que planean los organizadores del torneo madrileño, en la ceremonia de los premios Laureus, en la presentación de la serie sobre su vida que ya emite Netflix, en un acto promocional de ElPozo, en el programa de televisión de Antena 3 El Hormiguero.... una cita detrás de otra, con la mejor cara, con el mejor talante.
Tres días intensos mientras barruntaba la posibilidad o no de jugar, de saltar a la pista en Madrid. De forzar para contentar al seguidor, de hacer acto de presencia en su propia casa, en un torneo fetiche, ante su gente. La evolución de sus dolencias no era tan favorable como quería pensar ni la respuesta de las placas que le hicieron para precisar la dolencia era positiva. Al contrario, aconsejaba prudencia. Parar, descanso y cabeza.
La intuición y el sentido común y la experiencia ennegrecían el panorama, la perspectiva y las ilusiones del público de Madrid que se iba a quedar sin ver a su ídolo. Por primera vez en dos décadas, Madrid no tendrá ni a Nadal, ya retirado, ni a Alcaraz.
"Pensaba que iba a estar mejor. Hay que escuchar el cuerpo. Madrid es un sitio especial para mi", apuntó el jugador de El Palmar, cada momento que pasaba más convencido y más lejos de debutar en este 2025 en la Caja Mágica.
"El martes me hice unas pruebas, esperé y valoré después con los médicos a ver si podía llegar a jugar en buenas condiciones a Madrid, he hecho todo lo que estaba en mi mano para que así sea, pero la cosa no mejoró mucho con los días. Hay que escuchar al cuerpo, aunque Madrid sea un torneo muy ilusionante y que juego con mucha ilusión. No han salido las cosas como yo quería para poder jugar aquí y hemos tomado la decisión de no tomar riesgos", señaló.
"Si jugaba, iba a estar jodido más tiempo de la cuenta. Había que tomar decisiones difíciles y creo que hemos tomado la correcta", dijo Alcaraz en la sala de prensa de la Caja Mágica, donde disipó las dudas y confirmó lo que todos ya contemplaban.
Alcaraz no ha parado desde que comenzó la temporada de tierra. Jugó todos los partidos en el Masters 1.000 de Montecarlo que ganó y después todo lo posible también en Barcelona, hasta la final que perdió con Holger Rune. Diez partidos en doce días. Aún le esperaba Madrid, dos semanas, Roma, otro Masters 1.000, y Roland Garros.
Desecha Alcaraz Madrid por cuestiones físicas. Aleccionado por lo que le sucedió un año atrás cuando afrontó el torneo a pesar de no estar en buenas condiciones. Entonces fue un antebrazo. Mantuvo el tipo y avanzó rondas, pero sabedor de que el título esa vez no era lo suyo, no estaba a tiro. Sufrió hasta que encontró el tono para París, donde después ganó.
"El lunes me haré otra prueba para ver cómo ha ido todo esta semana y a partir de ahí planificaremos y valoraremos cuál va a ser el plan y cómo afrontar las próximas semanas. Veremos. Creo que en una o dos semanas volveré a entrenar poco a poco", aventuró Alcaraz.
De pronto asoma Roma, otro Masters 1.000 en el que va a reaparecer ya Jannik Sinner tras cumplir su sanción por dopaje. Tiene idea de asistir Alcaraz, aunque no descarta bajarse antes del inicio, como el año pasado. La prioridad es otra. Es dentro de un mes.
"Mi plan es ir a Roma. Pero lo próximo será Roland Garros. En Roland Garros estaremos seguro", dijo, rotundo, Alcaraz.
El descanso y la puesta a punto es la prioridad para el ganador de cuatro Grand Slam, que subió y bajó súbitamente del tercer al segundo puesto y luego otra vez al tres. No está eso en su cabeza. Está Roland Garros. Deja Madrid y apunta a París, su gran objetivo. Porque después viene Wimbledon, donde también triunfó. Dos Grand Slam que son su objetivo, lo que realza su carrera y su proyección. Madrid se queda. Espera París.