Los indicios de Australia

Santiago AparicioMadrid, 27 ene (EFE).- Jannik Sinner dejó claro que el presente es suyo y el futuro también. Al menos el más inmediato, el que está por venir en este 2025 que ha iniciado con una incuestionable autoridad y firmeza que no termina alcanzar al circuito femenino, con más alternancia en los éxitos, tal y como ha demostrado la estadounidense Madison Keys, una campeona con la que no contaban los pronósticos y que se entrometió en el favoritismo de la bielorrusa Aryna Sabalenka y la polaca Iga Swiatek.

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Tiene pinta de que el jugador de San Cándido, de 23 años, va a implantar un absolutismo difícil de cuestionar. Especialmente en pista dura. El primer italiano que logra tres trofeos del Grand Slam -dos Abiertos de Australia y un Abierto de Estados Unidos- ha transitado por Melbourne de manera impecable, sin que viera peligrar partido alguno a lo largo de su trayecto por el cuadro.

El número uno del mundo, que solo perdió dos sets en su camino hacia el segundo trofeo en Australia, ha dado el salto esperado. Hace un año, en este mismo lugar, conseguía su primer título del Grand Slam. Ahora cuenta ya con tres, y presume de un total de dieciocho trofeos, entre ellos, además, unas Finales ATP y cuatro Masters 1.000. El 2024 fue el de su explosión definitiva. Fue el mejor en ocho campeonatos, además de la Copa Davis, que ganó como líder de Italia.

El quinto jugador de la Era Open en ganar tres torneos de Grand Slam seguidos en superficie dura y el primero desde Novak Djokovic en el 2015-2016, ha adquirido una ventaja significativa frente al resto. Su contundente victoria en la final frente Alexander Zverev, en tres sets, por 6-3, 7-6 (4) y 6-3, en dos horas y cuarto, ha dejado en evidencia al resto. El germano, firme representante de la generación intermedia entre el 'big three' y la que abandera el italiano junto al español Carlos Alcaraz, ha vuelto a quedarse a las puertas de un gran éxito.

El germano de 27 años regresa frustrado de su tercer intento. La dura derrota sufrida ante Sinner en Melbourne se une a las padecidas ante Dominik Thiem en el Abierto de Estados Unidos del 2020 y, la más reciente, en Roland Garros 2024 ante Carlos Alcaraz. Las oportunidades se agotan para el jugador hamburgués que, instaurado en el segundo lugar del podio, apuntaba a una expectativa más firme, a una mayor solidez.

Sinner acelera hacia el futuro mientras sus perseguidores vacilan. Carlos Alcaraz, el último capaz de ganar al campeón de Australia, en la final de Pekín en el pasado mes de octubre, el único con trazos de poder llegar a cuestionar el absolutismo del transalpino, volvió a quedarse a medias, superado por la experiencia y la astucia de Novak Djokovic que distrajeron otra vez al murciano.

Arrastra ya el campeón italiano, el octavo jugador capaz de triunfar en sus tres primeras finales de Grand slam además de Jimmy Connors, Bjorn Borg, Stefan Edberg, Gustavo Kuerten, Roger Federer, Stanislas Wawrinka y Carlos Alcaraz, veintiún victorias consecutivas, todas en pista dura, donde parece que no tiene rival.

Sinner, que lleva veintidós sets consecutivos contra adversarios top ten, ha logrado una estabilidad mental de la que carecen el resto. Sin contar Novak Djokovic que lucha, en solitario, contra el empuje de la juventud y el paso del tiempo.

Las desconexiones de Alcaraz

Carlos Alcaraz se marchó de Melbourne superado por las circunstancias y por la experiencia de Novak Djokovic, que se impuso en el choque entre ambos en los cuartos de final. El español alcanzó el mismo tramo que en el 2024 en el primer Grand Slam del curso, el único que le queda por ganar.

Acaparador de registros de precocidad en el tenis -número uno, conquistas de torneos del Grand Slam-, Alcaraz no ha iniciado el ejercicio con la brillantez esperada. En el lado más complicado del cuadro tuvo un transitar impecable el murciano, que fue de menos a más y que llegó a la segunda semana como uno de los aspirantes al éxito.

El último jugador en ganar en esta superficie a Sinner trastabilló en el primer compromiso serio, ante Djokovic, con el que había perdido sobre tierra en la pasada final olímpica después de haberle ganado semanas antes en hierba, en Wimbledon.

Reconoce Alcaraz estar todavía a veces condicionado por 'desconexiones' en los partidos que le cuestan caros. En esta ocasión, ante el ganador de veinticuatro Grand Slam perdió la concentración por la argucia del serbio que interrumpió el partido para ser asistido todo lo necesario. No encontró la estabilidad. Ni en el juego ni emocional el español que terminó por dejar que su rival, diez veces campeón en Australia, diera la vuelta a la situación, remontara y apartara al murciano del cuadro del primer major del curso.

El año acaba de comenzar para el jugador de El Palmar, con un montón de desafíos por delante y con tiempo para madurar. Y con cuatro Grand Slam, uno más que Sinner, en su historial. Australia ha sido una nueva enseñanza.

Alcaraz comparte con Sinner los desafíos y la generación. Ambos se reparten la gloria por venir. El italiano ha sido el más fuerte en el segundo tramo del 2024 y en el arranque del 2025. El español dominó el arranque del pasado curso. La tierra, la hierba. Son los dos que más condiciones tienen para competir con las leyendas, para cuestionar los logros del big three.

La cuenta atrás de Novak Djokovic

Retirado, víctima de las carencias físicas que acelera el paso del tiempo, Novak Djokovic está abocado a la cuenta atrás, al tramo final de su carrera. Sin Roger Federer, sin Rafael Nadal, el serbio, el ganador de veinticuatro Grand Slam, de casi 38 años, hace tiempo que no logra un trofeo grande con la que ampliar sus pobladas vitrinas.

El último gran título de Djokovic fue el Abierto de Estados Unidos de 2023. Cerró de vacío el 2024 sometido por el empuje de la nueva generación de Sinner y Alcaraz. El oro olímpico de París compensó cualquier frustración en un major. Ahora se le ha escapado el Abierto de Australia, el evento que más ha ganado (10 veces). No le dio para más y dimitió de la competición, lesionado, en las semifinales contra el alemán Alexander Zverev. Las posibilidades de elevar su récord se agotan. Choca su intención con la solidez alcanzada por Sinner y también por Alcaraz. Puede que ya no le llegue al mejor de todos los tiempos.

La generación perdida, la generación por venir

Zverev representa el empeño por recuperar el tiempo perdido de una generación prometedora pero que fue engullida por la vigencia del big three. Ni Daniil Medvedev, ni Dominic Thiem, ni Stefanos Tsitsipas, lograron asentar un empuje consistente para cuestionar la superioridad de Federer, Nadal y Djokovic. Sus momentos fueron puntuales, pero sin continuidad y después sin convicción. Zverev aún lo intenta. Perdedor de tres finales, su efecto padeció el golpe de realidad propinado por Sinner.

Sinner y Alcaraz acaparan el inmediato futuro mientras surgen brotes prometedores a los que hay que observar. Australia contempló la irrupción del brasileño Joao Fonseca, ganador de las Finales Next Gen y, que con 18 años, llegó hasta la segunda ronda después de eliminar a un top-10, el ruso Andrey Roblev. Hasta dieciseisavos avanzó el checo Jakub Mensik, otra de las sensaciones, y a octavos, desde la fase previa, el estadounidense Learner Tien. Asoma también Holger Rune, que tuvo una irrupción anterior y que se estancó. Quiere estar de vuelta. Fue el que más apuros causó al vencedor, a Sinner, en los cuartos de final.

El momento de Madison Keys, el crecimiento de Paula Badosa

En el momento menos esperado la estadounidense Madison Keys cumplió su sueño. Se rehabilitó del duró revés sufrido en el Abierto de Estados Unidos, cuando su compatriota Sloane Stephens le arrebató el título al que aspiraba, y triunfo en Melbourne, donde logró su primer Grand Slam, el Abierto de Australia.

Fue incuestionable el éxito. En semifinales hizo añicos la autodeterminación de la otrora número uno del mundo, la polaca Iga Swiatek, que había logrado atravesar el cuadro sin perder un set y de manera arrolladora con cada rival.

Y en la final, resistió al poderío de la bielorrusa Aryna Sabalenka que pretendía hacer historia y ser la primera jugadora desde Martina Hingis en conseguir tres títulos seguidos en Melbourne.

Keys, sin la repercusión de las dos primeras jugadoras del mundo, se hizo con el triunfo y demostró que el tour femenino está más abierto. La victoria de las Finales WTA de Coco Gauff y ahora el de Keys en Australia alienta las expectativas de grandes jugadoras que amenazan el dominio del circuito WTA. Cualquiera de las del top-10 pueden hacer sombra, en un momento dado, a Sabalenka o Swiatek. Incluida Paula Badosa, que llegó hasta semifinales.

La española dio un paso al frente de madurez, de supervivencia física y de juego. Superó en cuartos a la tercera jugadora del mundo, Coco Gauff, y mantuvo el tipo con Sabalenka, ante la que claudicó en semifinales, a un paso de la lucha por el título de un Grand Slam.

De nuevo entre las mejores del mundo, Paula Badosa ha logrado el salto necesario para disparar su convicción, la fe en sus posibilidades. Todo está abierto.

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