Monfils, que en Nueva Zelanda ha logrado su decimotercer título, 20 años después del primero, mostró su determinación a ganar por la vía rápida. Apoyado en su potente saque, se puso 4-1 en 24 minutos y no tuvo problemas para llevarse el primer set por 6-3.
En la segunda manga, al francés le bastó con ser agresivo desde la línea de fondo y esperar los errores de un rival que, procedente de la previa, disputaba su primera final y cedió el set por 6-4, para entregar el partido tras una hora y 37 minutos.
“Era mi segunda final como papá y estoy feliz de haberlo logrado y de ganar. La edad es solo un numero y pude demostrar que sigo jugando muy bien al tenis”, afirmó Monfils tras imponerse en un torneo que se le da bien a los franceses, ganadores en tres de las últimas cuatro ediciones.