Al margen del número de éxitos que marcan su extraordinaria trayectoria como jugador queda en Rafael Nadal el rastro de una celebridad que siempre tuvo un comportamiento ejemplar, que en su despedida fue agradecido con la vida honesto con todo lo que el mundo del deporte y la sociedad le habían proporcionado. Fue la respuesta, tal y como se vio dentro del Palacio de los Deportes José María Marín Carpena a todo lo que ha generado y transmitido el balear de 38 años.
El mundo se rindió a Rafael Nadal, elogiado y distinguido desde todas partes. Homenajeado y destacado en Francia, con un acto único, sin precedentes, en la Torre Eiffel, emblema galo, iluminada por una proyección gigante en la plaza del Trocadero.
Francia se ha rendido a Nadal, no ha regateado reconocimientos. Este recuerdo, en su adiós, es otro más. El siguiente al que tuvo en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2024 donde le reservó un momento especial en una cita única, para elegidos.
Y Francia eligió a Nadal, consecuencia de los catorce éxitos de Roland Garros que ha logrado en su carrera. Porque el balear, de 38 años, ha escrito sus mejores páginas en la arcilla de la pista Philippe Chatrier.
También la marca que le ha vestido a lo largo de los años, que cambió su símbolo habitual y la sustituyó provisionalmente por el toro que delata a Rafael Nadal. "Nadie ha dado más por su deporte ni lo ha dejado todo en la cancha cada vez. Rafael Nadal nos mostraste lo que se necesita para ser el mejor. Solo hace falta darlo todo", indicaba el mensaje que acompañó a un emotivo video con el tenista español en escena.
El día después al adiós de Rafael Nadal, la primera jornada con el de manacor como exjugador, contempla un futuro inmenso. Posiblemente no terminen aquí los gestos de reconocimiento alrededor del mundo. Pero no los asumirá como tenista, de corto. El tiempo, el físico y las condiciones de su cuerpo precipitaron una retirada que no estaba ni en sus cálculos ni en sus deseos cuando empezó a manejar los posibles tiempos de su adiós.
El mejor deportista español de siempre pretendía un poco más de tenis, algo más de competición y levantar la mano de despedida en otro sitio, en algún lugar emblemático, en un evento de polvo de ladrillo, su hábitat, el que le identifica, Roland Garros, destino final tras torneos tan significativos como Barcelona o Roma de los que, al igual que en París, no quería abandonar del todo ante la posibilidad de volver.
No ocurrirá. No como competidor, al menos. El cuerpo no ha respondido como pensaba y las experiencias en los torneos que ha disputado en el 2024, desde Brisbane hasta la Copa Davis, tras pasar por el Conde de Godó, Madrid, Bastad o los Juegos Olímpicos, entre otros, le mostraron que no le alcanzaba la situación, que no era lo mismo que antes de subir a una camilla.
Sin Roger Federer, sin Novak Djkokovic
Cierra la maleta en Málaga Rafael Nadal para emprender viaje de vuelta a Manacor, con la familia, con la que se ha dejado ver en los últimos tiempos, en cada traslada, a cada evento. Todos estuvieron en el Martín Carpena, que echó de menos la presencia de algunos de los que han formado parte de la historia del balear. No hay finales ideales, reconocía el mallorquín al llegar a la costa del Sol. Y puede que la cita del martes pillara a muchos con el pie cambiado para la ocasión.
Federer publicó una emotiva y sentida carta, en redes sociales que subrayaba su ausencia de la ocasión. Djokovic, presente, igual que el suizo, en el vídeo de homenaje de Nadal en el acto del adiós, tampoco acudió a Málaga a pesar de descansar en Marbella, donde tiene uno de sus domicilios.
Quien pensara en un celebración, en una imagen, similar a la que tuvo Federer en la Laver Cup, su torneo, en Londres, plagada de compañeros, arropado por Nadal y con Djokovic también presente, con el Big Three, se equivocó. Mucha expectativa y al final poca realidad. La lista de invitados decayó con el inesperado tropiezo frente a Países Bajos.
Málaga y la Copa Davis pusieron el calor y todo lo que estuvo en su mano para responder al cariño y devolver algo de lo que Rafael Nadal dio. fue un adiós precipitado, apresurado. Mientras el martes se marchaba e irrumpía el miércoles, de madrugada, con nocturnidad. Fue el acto de retiro elegido, consensuado con Nadal, al que no le gustó nunca el excesivo ruido y que dejó un legado incomparable para la historia.