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En una ciudad con una populosa comunidad griega donde dice sentirse “como en casa”, el número cuatro del mundo exprimió su experiencia para superar al combativo checo Jiri Lehecka (N. 71) que, a sus 21 años, nunca hasta ahora había ganado un partido en un Grand Slam.
Seguro en su servicio y maduro en los momentos críticos, salvando los ocho puntos de break que concedió, a Tsitsipas le bastó con un quiebre a principios del set y otro en el último juego del partido para imponerse por 6-3, 7-6 (7/2), 6-4 al joven checo.
“Fue un partido a tres sets muy difícil, uno de los más difíciles hasta ahora en el torneo”, dijo Tsitsipas todavía en la Rod Laver Arena, repleta de australianos de origen griego ondeando la bandera azul y blanca del país.
Después de tres derrotas en semifinales, Tsitsipas aspira a clasificarse por primera vez a la final de este Grand Slam, posiblemente ante un Novak Djokovic que, liberado de sus molestias físicas, se mostró pletórico en la víspera, destrozando en octavos al ídolo local Álex de Miñaur.
Saque contra resto
También regresó a las semifinales de Melbourne la bielorrusa Azarenka (N. 24), aunque en su caso diez años después de haber ganado su segundo Abierto de Australia (2012, 2013).
La renacida tenista de 33 años se impuso por 6-4, 6-1 a su amiga Jessica Pegula (N. 3), una de las jugadoras más en forma del circuito, con una sola derrota en 2023 y ningún set en contra en todo el torneo.
Sin embargo, los duros y profundos tiros desde final de pista de la bielorrusa neutralizaron a la estadounidense, que plantó resistencia en un largo primer set de 64 minutos, pero se desmoronó en el segundo donde solo pudo conseguir un juego.
Azarenka, una de las mejores restadoras del torneo, se enfrentará a la mejor sacadora, la kazaja nacida en Rusia Rybakina (N. 25).
Después de eliminar en octavos a la número uno del mundo, la polaca Iga Swiatek, Rybakina se deshizo de la letona Jelena Ostapenko (N. 17) por 6-2, 6-4.
Con una doble ruptura, Rybakina se llevó un primer set interrumpido por la lluvia. Y aunque cedió los dos primeros juegos del segundo set, encadenó cuatro seguidos y luego cerró el partido con su undécimo saque directo.
El servicio “es mi arma en la pista”, dijo Rybakina que, tras ganar el último torneo en Wimbledon, se ve capacitada para más. “Ya lo he conseguido una vez y, por supuesto, tengo más confianza de que puedo volver a hacerlo”, afirmó.
Una lesión aparta a Korda
También con un implacable saque, Khachanov (N. 20) consiguió su segundo pase consecutivo a unas semifinales de Grand Slam, después del Abierto de Estados Unidos.
“Creo que las primeras semifinales del Abierto de Estados Unidos me dieron un impulso extra y un extra de confianza para demostrar quién soy realmente”, dijo después en rueda de prensa.
En su caso, la clasificación se precipitó por la retirada por lesión del joven estadounidense Sebastian Korda (N. 31), que se había convertido en una de las sensaciones del torneo al derrotar en tercera ronda al finalista de las dos últimas ediciones, el ruso Daniil Medvedev.
“Obviamente no era esta la forma como quería terminar el encuentro”, dijo el ruso de 26 años, que dominaba el partido por 7-6 (7/5), 6-3, 3-0 cuando el estadounidense de 22 años decidió retirarse.
El hijo del tenista checo Petr Korda, ganador de este Grand Slam en 1998 ante el chileno Marcelo Ríos, consiguió igualar un quiebre en contra y llevar el primer parcial al desempate, donde el ruso aprovechó su tercer punto de set con un revés paralelo inalcanzable.
La igualdad se mantuvo al inicio del segundo hasta que, con 3-2 a favor, Korda pidió atención médica por molestias en la muñeca derecha y, pese al vendaje que le practicaron los médicos, ya no pudo ganar ningún juego.
“Después de esto, era incluso difícil sostener la raqueta”, explicó.