A sus 23 años, Ruud, que ha jugado dos finales de Grand Slam este año (Roland Garros y US Open), participa por segunda vez en el torneo que reúne a los ocho mejores jugadores de la temporada.
El año pasado fue eliminado en semifinales.
Como de costumbre, Rublev fue explosivo en los primeros intercambios. Ganó su primer juego al saque en blanco y solo perdió un punto en el segundo. Al mismo tiempo, Ruud tuvo más dificultades para contener al ruso con sus propios saques, pero los ganó para llegar al 2-2.
Después, Rublev cedió ocho juegos seguidos hasta el punto de que lloraba en su toalla en el cambio con 3-0 en el segundo set y enviaba a su entrenador señales de impotencia e incomprensión, más que de enfado.
Con una desventaja de 6-2 y 4-0, finalmente logró mantener su servicio, con el apoyo del público, que se sorprendió al ver al hombre que derrotó a Daniil Medvedev y Stefanos Tsitsipas con un juego tan apático (23 errores no forzados frente a 8 de Ruud y 16 ‘winners’ frente a 17).
Con Ruud sirviendo para ganar, Rublev encontró de repente su ritmo. Sorprendido al ver que su oponente volvía a ser efectivo de repente, fue el noruego quien pareció aturdido de forma momentánea. Rublev aprovechó una rotura de servicio de Ruud para volver a ponerse 5-3 y luego 5-4.
Pero el más joven de los dos se repuso y ganó tranquilamente su último juego de servicio para sellar un sitio en la final.