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Kiki Bertens jugó un partido intenso en la segunda ronda del Roland Garros y dejó la pista 14 en silla de ruedas. La holandesa derrotó 7-6 (7/5), 3-6 y 9-7 a la italiana Sara Errani después de tres horas de combate y fue asistida por tener el cuerpo paralizado a causa de los calambres. Muslos, brazos, e incluso dedos: todo el cuerpo de la tenista parecía sufrir durante el partido o sentada.
El resultado muestra la dureza del partido para ambas tenistas. Ni la intervención de los servicios médicos ni los masajes parecieron aliviar las molestias que sufrió particularmente Bertens. Si está recuperada a tiempo, la número ocho del ranking WTA enfrentará, por un lugar en octavos de final, a la rusa Anastasia Pavlyuchenkova o a la checa Katerina Siniakova.