Raimundo Aguilera, arquero de fábula

Uno de los formidables arqueros que tuvo el fútbol paraguayo nos desgrana en estas líneas los pequeños hechos que se aunaron en pos de su grandeza. Es la leyenda viva de "La toldería del cacique aborigen" y en la celebración de sus 100 años de existencia, no cesa la pipa de exhalar su fumarada.

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Al considerar y sintetizar la historia del club, no podemos avanzar sin detenernos para describir someramente a un golero fabuloso que tuvo el fútbol paraguayo. Nos referimos a RAIMUNDO AGUILERA, aborigen auténtico de pura raza, que regaló glorias y espectaculares actuaciones al deporte y a una afición que lo aclamó desbordadamente cuando lo vio atajar sinuosos balones con olor a gol.

Pero dejemos que él mismo desgrane su historia: "Yo nací en el Guaraní. Soy un auténtico hijo del club. Fiché por la institución en 1962 a los 16 años. En 1964, después de 15 temporadas sin conseguir nada, la primera división obtuvo el campeonato y nosotros con la sexta división, también conseguimos el cetro. Al año siguiente, con 17 años, debuté en primera al fracturarse el titular Isidro Alonso y ya no salí más del equipo. Jugué hasta mediados del año 1971 e inmediatamente, tras 10 años en la toldería, fui transferido al Portuguesa (SP), donde me quedé hasta 1974. Luego fui traspasado en 1975 al Valencia de España, donde lo tuve como compañero al gran defensor azulgrana Aníbal Pérez. Realicé buenos partidos, pero no me adapté a la vida europea y volví al Brasil. En 1976 me vendieron al Botafogo, donde lo tuve como compañero al histórico jugador de la selección brasileña y actual médico Sócrates. Allí estuve hasta 1979. Con este club salimos campeones paulistas en 1977. Luego de jugar 8 años en el Brasil, en 1980, volví al Paraguay (Atlético Colegiales) para retirarme definitivamente a los 34 años. La rodilla operada volvía a molestarme y los problemas familiares incidían notablemente en mi rendimiento".

En su brillante carrera, tuvo más victorias que fracasos y las anécdotas son incomparables. Ante nuestro requerimiento explicó mesuradamente: "Tengo muchos recuerdos, como aquel partido por la eliminatoria de 1969 para México ’70, donde fui ‘vencedor en la derrota’. Me refiero al partido Brasil 1-Paraguay 0 disputado en el mítico Maracaná, donde entraron más de 210.000 personas, récord mundial de asistencia hasta hoy insuperable. Como ellos habían ganado 3-0 en Asunción, se alentaba, se pronosticaba y se aseguraba que recibiríamos la docena de goles, una ‘marca fijada’ por todos para ese encuentro. El Brasil entero quiso entrar al estadio para el gran festín, por lo que para el mediodía ya no entraba ni un alfiler. Nunca sufrieron tanto como esa vez. Les dimos guerra y apenas, sobre la hora, nos ganaron con gol de Pelé. Fue una verdadera ‘derrota’ para los brasileños que de la gran celebración pasaron a la tristeza. Unos meses después esos mismos jugadores saldrían campeones del mundo en México ’70. El video de ese partido es un documento histórico para nuestro fútbol. La APF y CSF deben conseguirlo porque en el Brasil lo vi varias veces en excelente nivel de calidad".

Para narrar los hechos de tantos partidos espectaculares, necesitaríamos escribir un libro. De entre ellos destacó lo siguiente: "Cuando jugaba por el Portuguesa en un partido definitorio por el campeonato paulista en 1973 contra el Santos de Pelé en el Pacaembú, el árbitro Romualdo Arpi Filho cobró un penal a los 40’ del ST. Pelé se dispuso a patear, ya que al marcar, ellos se clasificarían, pero si empatáramos, nosotros pasaríamos a la otra ronda, por la mayor diferencia de goles. Pelé disparó arriba a mi izquierda y desvié al córner. Consternación total, fue una catástrofe para el Brasil, ya que a su máximo ídolo y ‘tricampeão do mundo’ -por única vez- un irrespetuoso paraguayo le atajaba un penal. Así eliminamos al poderoso Santos, cargado con tantas glorias internacionales".

A estas peculiares historias rayanas en la fantasía, aunque de realidad genuina, acontecidas en el desarrollo cotidiano de los partidos, nos encargamos nosotros de agregar los siguientes datos: Entre 1965 y 1975, hubo grandes arqueros en el continente, como Amadeo Carrizo (River Plate), Antonio Roma (Boca Juniors), Miguel Angel Santoro (Independiente), Mario Agustín Cejas (Racing Club), Agustín Irusta (San Lorenzo de Almagro), Hugo Orlando Gatti (River Plate-Boca Juniors), Ladislao Mazukiewicz (Peñarol) y Manga (Nacional), entre otros, que por sus cualidades dominaban la escena continental. Sin embargo, la crítica especializada de todos los medios de prensa, local y foránea, coincidía en llamarlo definitivamente a Raimundo Aguilera EL ARQUERO DE AMERICA, con récord mundial de valla invicta. En 1967 tuvo 1.019’ (11 partidos y 32’ del duodécimo), marca quebrada por Atilano Fernández (River Plate), por el torneo paraguayo de 1967 (3ª rueda, 2ª fecha: domingo, 15 de octubre, Guaraní 2-River Plate 1) y dos años después casi venció su propio récord alcanzando 1.018’, quebrado por Luis Doldán (Sportivo Luqueño) con un gol de cabeza, el día domingo 26 de octubre de 1969 en el partido Guaraní 0-Luqueño 1. En el Botafogo, llegó a alcanzar 8 partidos de valla invicta, siempre cerca de su gran récord. Al respecto nos preguntamos: ¿Estará en el libro top de Guinnes?


SUS DOS EXPULSIONES

Debemos mencionar que en su dilatada y extraordinaria carrera deportiva fue expulsado por dos veces:
a) El martes 31 de marzo de 1970, en el estadio Nacional de Santiago ante 5.000 personas, en un partido por la Copa Libertadores de América frente al Rangers de Talca, el árbitro argentino Angel Coerezza expulsó a Raimundo Aguilera, quien reaccionó antideportivamente como consecuencia del incidente de la fractura de clavícula del compañero Sergio Rojas protagonizado por el jugador rangerista Pedro Graffigna. Fue un partido muy incidentado donde Guaraní ya había realizado los dos cambios. Consecuentemente, en los últimos 5’, fue el central Vicente Bobadilla el valiente y malabarista arquero aborigen. Ese partido Guaraní lo ganó heroicamente 1-0 con gol del formoseño Víctor Domingo Juárez.

b) Por su habilidad en hacer pasar los minutos, el inolvidable relator paraguayo Ovidio Javier Talavera lo rotuló "El ladrón de los minutos". Así fue como, jugando por el Botafogo contra el Fluminense en el Maracaná, los minutos pasaban con acelerada picardía guaraní, hasta que el árbitro, presionado por el público, lo expulsó del partido faltando 3’ para su finalización. Raimundo Aguilera fue siempre muy astuto para alterar los nervios del equipo rival.


MOMENTOS GRATOS

Cuando le interrogamos sobre ciertos episodios, recordó varios de ellos. Elegimos estos tres que pasamos a referir:
a) Contra Brasil en el Maracaná por la eliminatoria de 1969. "Haber estado el ‘Rey Pelé’ en la cancha quien convirtió el gol decisivo que clasificaba a Brasil para el mundial y de igual forma ser considerado yo el mejor jugador del partido, ante más de 210.000 espectadores, fue un gran logro, ya que la noticia se difundió alrededor del mundo".

b) Contra Peñarol en el Centenario por la Copa Libertadores de 1970, con 9 hombres. "Fueron expulsados Apolinar Paniagua y Wilfrido Canellas. El ecuatoriano Alberto Spencer me hizo el gol de cabeza con el cual perdimos 1-0. Al salir de la cancha, los cuatro costados me aplaudieron de pie. Fue atronador para mis oídos". Agregamos nosotros: La agencia de noticias EFE se hizo eco de las alabanzas de los diarios. Entre ellos, La Mañana rotuló: "Aguilera y el arte de atajar", El País: "Es un prodigio el mejor arquero de América", El Día: "De excelentes atributos y de gran categoría", El Popular: "El villano Rey-mundo, resistencia pura".

c) En la gira europea que hicieron en 1968. "Llegamos a Alemania superagotados por el largo viaje. En el primer partido contra Alemania Aachen aguantamos bien el primer tiempo, pero a los 10’ del ST, el agotamiento liquidó a mis compañeros. Allí tuve que hacer de todo, porque los alemanes no salían de mi arco. Me pasé viajando de palo a palo y en el último minuto casi me fracturaron la mano, razón por la cual no pude jugar los demás partidos. Terminamos 0-0 y fui ovacionado. No creyeron lo que vieron, querían tocarme al salir para saber si era de carne y hueso. Al día siguiente pasaban el video constantemente. Recién allí tomé conciencia de mi actuación. Fue brillante".

MOMENTOS INGRATOS

a) "Cuando me lesioné y me operé de los meniscos del lado derecho en 1973. Sufrí rotura contra el Atlético Mineiro jugando en el Mineirão, donde ganamos 1-0. A causa de esta lesión, no pude jugar la eliminatoria de ese año. El Dr. Gerónimo Angulo Gastón fue al Brasil a verme para la convocatoria, pero no estuve en condiciones. Tuvieron que nacionalizar paraguayo a Ever Almeida".

b) "Aquel famoso gol de Hugo González en Puerto Sajonia, donde empatamos contra Cerro Porteño 1-1 (28-VI-70). Ocurrió que yo tenía instrucciones del técnico de sacar rápido los balones con el objetivo de dar veloces contragolpes. Lo vine haciendo durante todo el partido. En una de esas, Hugo me salió al cruce poniéndose a 2 metros y saltando con el cuerpo volteado. Mi saque le pegó entre la espalda y los glúteos y la pelota rebotó con efecto haciendo una rara curva parabólica. Pasó sobre mí y se metió en el arco. Fue falta del delantero que no respetó la distancia, pero el árbitro interpretó que yo lo hice a propósito para agredir a Hugo. Fue un gol tontísimo, revestido de nulidad, pero legitimado por el referí José Dimas Larrosa".







Investigación y rescate: Lic. Alberto Candia (mix@cmm.com.py)
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