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Una fresca tarde de jueves el adiestrador de 53 años recibió a ABC en el estadio “Héroes del Curupayty”, donde más tarde ese día entrenaron la Sub 21 y la selección mayor.
El ex jugador internacional rosarino, que fuera asistente técnico de los Pumas y entrenador principal de Argentina Sub 21 y los Jaguares, asumió el 14 de agosto de este año el reto de llevar a los Yacarés al siguiente nivel.
“Paraguay tenía un propuesta para superarse, para empezar a competir con los otros países que habían hecho una evolución como Chile, Uruguay y Brasil, fue la propuesta que recibí hace 2 meses y es lo que estamos tratando de construir”, comenzó explicando el entrevistado.
“Además de lo que pueda hacer con los jugadores y con el Staff técnico, la idea tratar de difundir el juego como tuve la suerte de verlo yo a través de mi trabajo”, agregó el DT.
“Con uno de los entrenadores de acá había jugado en un Sudamericano pero como técnico no me tocó. Vivo en la zona del litoral de la Argentina y el norte del país sí que tiene una relación con Paraguay”, señaló el técnico.
“Sudamérica es muy parecida, cuando el rugby está comenzando en un país de la región es similar. Los jugadores son muy valientes, con mucha actitud pero la parte emotiva los traiciona y eso lleva a perderse en el partido. Son jugadores muy inteligentes pero que hay que meterlos en un sistema, en una metodología para poder explotarlos”, manifestó el adiestrador.
“El coraje es sin dudas una de las fortalezas, también algunas destrezas con el pie por la influencia del fútbol pero hoy en día, a través del método y las repeticiones, los países que han entendido lo que es la alta competencia. Se han despegado y cuesta mucho obtener resultados a corto plazo, hay que repetir ese camino que siguieron esos países”, valoró el seleccionador.
“En la etapa de Jaguares tuvimos un psicólogo deportivo en el Cuerpo Técnico, porque a la Argentina le pasó lo de ser superada por lo emotivo. Son jugadores muy pasionales que por no saber manejar los momentos, terminan transformando un error común en uno mucho más grave. A veces para intentar evitar un try el jugador terminaba sin evitarlo y con una amarilla”. “Creo que hubo una maduración en el jugador argentino y ahora esos malos momentos lo soporta y no terminan haciendo más daño al equipo”, analizó.
“Con el paraguayo pasa lo mismo, tiene mucha actitud pero hay que encauzar toda esa vehemencia para que se mantengan en cancha todo el partido. Que piensen que es lo mejor para el equipo”.
“Hay un proyecto de desarrollar jugadores de alto rendimiento donde entrenen diferente, tengan una atención diferente y sí, también está considerada la parte mental”, respondió Pérez.
“Como todo país que empieza a crecer, además del factor emotivo, una falencia es la capacidad de trabajo. Hay que darle un salto de calidad porque no basta con lo que se entrena en el club y hay que cambiarle la cabeza a los chicos para que entiendan que necesitan más trabajo, un nuevo nivel de exigencia. Hay que saber gestionar día a día ese esfuerzo para mejorar cada vez más, hacerse un seguimiento personal. Hay que cambiarles la cabeza porque no lo tienen incorporado”.
“Depende de la voluntad que tenga Paraguay. El país tiene algo que puede hacerlo evolucionar rápidamente, escuelas de rugby. Hay chicos que a los 7 u 8 años ya están jugando y si se logra ordenar y hacer un trabajo en conjunto de los clubes al respecto se puede evolucionar rápidamente. Es la ventaja que tiene frente a otros países y de similar con Argentina y Uruguay. Hay que hacer un esfuerzo por sumar más chicos”.
“En la Argentina siempre estuvo el dilema de que cuando el rugby se volviera profesional se iban a perder los valores y se iba a matar el rugby de clubes. Ahora resulta que se logró y cada club triplicó la cantidad de jugadores por división. Al tener entrenadores más capacitados y con docencia es más divertido para el chico, se crea un ambiente muy amigable. Estos niños traen a sus amigos y así evoluciona todo”.
“Lo primero es que todos crezcamos juntos, que nos escuchemos. No es que yo la tenga clara, creo que la tengo desde la experiencia que me tocó vivir. Así creció el Rugby en Argentina y me parece es el camino a seguir. En Argentina hay un grupo de atletas semi-profesionales y los van subiendo a profesionales, si les da el nivel”.
“El jugador tendría que dedicarle más tiempo al rugby. Si le pido eso conlleva muchas cosas que tienen que dejar de lado, por eso hay que tratar de simplificarle las cosas a los jugadores con por ejemplo una beca para que puedan seguir estudiando para que no tengan que pagar de su bolsillo sus estudios. Facilitarle una cobertura médica para que si sucede alguna lesión estén cubiertos y rápidamente vuelvan al juego. Eso es el alto rendimiento”.
“Tienen que tener todos los días 2 o 3 horas de entrenamiento. Entrenar, corregirse, trabajar con un staff (cuerpo técnico), buenos descansos, buena alimentación, eso al año te saca una ventaja enorme. Todas las áreas alimentando a ese chico la médica, la de nutrición, la administrativa, etc”.
“Después de todo ese entrenamiento está la competencia, que es lo único que le va a decir al chico a que nivel está con respecto a la región. Así creció la Argentina, lo mismo hizo Uruguay y está haciendo Brasil. El Paraguay tiene la ventaja de tener vida de clubes, eso genera pertenencia, compromiso y esos valores hay que mantenerlos, es cuestión de organizarse para crecer”.
“Yo me enfoco en que los 80 o 90 chicos que están trabajando en el Comité Olímpico crezcan y puedan ser jugadores de nivel. Si todas las partes estamos de acuerdo y en la misma página es inevitable que surja la mejora”, finalizó diciendo.
Actualmente los Yacarés se encuentran en Argentina participando del Torneo de Córdoba. El lunes retornarán a nuestro país y su siguiente compromiso será el 17 de noviembre en Paraguay ante un combinado de seleccionados sudamericanos denominado Sudamérica XV.