¿Quince años de cárcel o más como prevé el código penal sudafricano, o menos teniendo en cuenta su doble amputación y otras circunstancias atenuantes?
Sea cual sea el dictamen del juez, Pistorius, declarado culpable del asesinato de su novia Reeva Steenkamp durante la noche de San Valentín de 2013, conocerá su suerte muy probablemente a finales de la próxima semana.
La vista comenzará el lunes por la mañana. “No creo que dure más de una semana” , dijo a la AFP un abogado conocedor del caso. “Creo que las dos partes presentarán sus argumentos en tres días. Es posible que el juez aplace la vista del jueves y vuelva el viernes con una sentencia”.
Condenado en primera instancia a cinco años de cárcel por “homicidio involuntario” , al término de un juicio seguido en directo por millones de personas a través de la televisión, el exatleta sudafricano de 29 años cumplió un año de su pena antes de obtener la liberación condicional.
Pero en apelación, a petición de la fiscalía, el cargo de homicidio fue reemplazado por el de “asesinato” , lo que debería valerle una pena de al menos 15 años de cárcel.
Mundialmente conocido por haber competido en los Juegos Olímpicos de Londres-2012 contra atletas válidos, el atleta apodado “Blade Runner” por sus prótesis de carbono en forma de cuchilla sigue en libertad pero ha agotado todos sus recursos judiciales.
La condena que se le impondrá debería ser por tanto definitiva.
Según Stephan Terblanche, especialista en Derecho de la Universidad de Sudáfrica, el juez tiene mucho margen de decisión: “Aunque el código prevé un mínimo de 15 años, el tribunal puede infligirle una pena menos severa” si hay circunstancias atenuantes, dijo.
Nada impide al tribunal, por ejemplo, imponerle un arresto domiciliario si tiene en cuenta las limitaciones de su minusvalía, explica Terblanche.
Por otro lado, agrega este experto, “el tribunal no puede ignorar que ya ha pasado un año en la cárcel y que ya ha estado en libertad condicional. Lo que es difícil de predecir es cómo se tomará en cuenta todo esto” .
El destino de Pistorius cambió en la noche del 13 al 14 de febrero de 2013.
Amputado de ambas piernas desde los 11 meses de edad, Pistorius logró, a fuerza de voluntad, convertirse en un corredor de 400 metros planos de alto nivel y en un símbolo para todos los atletas paralímpicos del mundo.
Joven, rico y admirado, salía con una joven modelo sudafricana desde hacía unos meses cuando ocurrió la tragedia.
Como esa noche no había testigos, las circunstancias exactas del accidente siempre estarán rodeadas de misterio.
Durante el juicio, la fiscalía trató en vano de demostrar que la pareja se había peleado, que la joven se había refugiado en el baño y que Pistorius había disparado cuatro balazos contra la puerta en un ataque de rabia.
Desde el primer día el joven sostuvo otra versión: en medio de la noche y de la oscuridad, pensó que un ladrón se había metido en su casa por la ventana del baño y, presa del pánico, disparó, matando a su compañera por error.
Sea cual sea la verdad, Pistorius perdió esa noche su reputación, su carrera y su fortuna. Abandonado por sus patrocinadores, tuvo que vender su lujosa casa para pagar a sus abogados, que creían haberle sacado del apuro... antes de la apelación de la fiscalía.