Con la mirada puesta en el rival, los All Blacks ejecutan una danza ritual, el haka, antes del inicio de cada partido. En la versión normal, el “Ka mate”, o en un registro más guerrero, el “Kapa o pango”, que se termina con un gesto de degüello. Con esta danza maorí, los All Blacks intimidan o motivan al rival. Varios equipos han tratado de contrarrestarla.
En 1989, Irlanda había avanzado hasta ponerse cara a cara con los neozelandeses. Dos años después, en semifinales del Mundial-1991, el wing australiano David Campese había ignorado el haka neozelandés al seguir su calentamiento. Más recientemente, los franceses se pusieron camisetas con los colores de la bandera de su país en 2007 y en la última final del Mundial en 2011, habían avanzado formando una “V” de victoria hasta penetrar en el campo de los All Blacks, lo que les valió una multa.
“Deben responder al haka con su propio haka”, aconseja el profesor neozelandés de origen maorí Timoti Karetu, autor de una obra sobre los orígenes del haka. “De hecho, es una provocación a la que esperan una respuesta. Si no respondes, según la cultura maorí, les dejas tomar ventaja”, explica Karetu.
“Hay que mirar, escuchar y dar tu propia respuesta”, señala el profesor. “Si no tienes tu propia danza, lo mejor es permanecer estoico y respetuoso, antes de iniciar el juego”, añade el experto, que se acuerda de la actitud adoptada por los galeses durante más de tres minutos tras el fin del haka neozelandés, en Cardiff en 2008.
Los vecinos polinesios de los neozelandeses tienen ya su propias danzas rituales: Samoa tiene el “Siva Tau”, Tonga el “Sipi Tau” y Fiyi el “Cibi”. “En la tradición maorí, es haka contra haka. Vemos eso en todas las escuelas de rugby de Nueva Zelanda”, añade el profesor Karetu.
“Eso pone un poco de color, cultura y teatro en el deporte”, afirma el antiguo All Black, Dallas Seymour. El haka de los All Blacks no siempre fue tan teatral como ahora. Primero fue tímido. Fue reinventado a finales de los años 1980 por el capitán de la época, Buck Shelford, para mostrar su herencia maorí, de la que estaba muy orgulloso.
Pero no todos los equipos tienen esta herencia ritual para contrarrestar el haka. Australia intentó en 1908, en una gira por el Hemisferio Norte, intimidar con un grito de guerra aborigen. Pero esa experiencia, más bien ridícula, fue un fracaso, siendo además rechazada por el capitán de la época, Herbert Moran, recuerda la Federación Australiana (ARU).
Dallas Seymour querría que Australia intente algo y también otros países. “Cada país debería mostrar algo de su propia cultura. Me gustaría ver respuestas al haka en gaélico, galés o japonés”, dice. Mientras tanto, el haka suscita parodias. Recientemente, el XV de la Rosa lanzó la suya, bautizada como la “hakarena”, en referencia a la célebre canción con su coreografía simplista de los años 1990. Pero todavía no la han bailado sobre el terreno, por ahora.