La principal víctima de los recientes recortes decididos por el comité organizador de Río es el remo. Así, la instalación de una estructura flotante con capacidad para 4.000 espectadores ha sido anulada.
El resultado es que los remeros, que debían competir, según la idea original, ante 14.000 personas en unas instalaciones naturales en la laguna Rodrigo de Freitas, y después ante 10.000 espectadores tras una primera reducción, deberán contentarse con actuar ante 6.000 aficionados.
“En los Juegos de Londres (2012), el recinto podía acoger a 25.000 espectadores y hubo lleno todos los días”, explicó el presidente de la Federación Internacional de Remo (FISA), Jean-Christophe Rolland. “Entendemos perfectamente la complicada situación de Brasil y las dificultades económicas que tiene el país, pero lamentamos que la decisión de anular la instalación de esta tribuna flotante haya sido tomada sin concertación. Tenemos un ’savoir-faire’ y las competencias que habrían podido permitir encontrar una solución”, añadió el francés, campeón olímpico de remo en Sídney 2000.
El dirigente hace propias las palabras del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) Thomas Bach que dijo que los recortes “no deben afectar ni a la experiencia de los atletas ni a la de los espectadores”. Al igual que Rolland, los responsables de las 28 federaciones olímpicas fueron invitados la semana pasada por el COI a una reunión para hacer balance a seis meses de los juegos, en encuentro en el que también estuvo presente el presidente del comité organizador Carlos Nuzman.
“Cada federación explicó sus problemas y sus preocupaciones”, aseguró el director general de la Federación Internacional de Natación (FINA), Cornel Marculescu. La natación será uno de los deportes con un mayor número de atletas en Rio, con 1.500 sobre un total de 10.500.
“También hemos sufrido desde el inicio las consecuencias de los recortes presupuestarios. En lugar de tener tres piscinas como en Londres, tendremos solo dos. Por lo tanto, en la misma piscina se celebrarán las pruebas de clavados, de natación sincronizada y de waterpolo. No es un problema para la celebración de las competiciones, sino para los entrenamientos y puede ser complicado”, precisó.
Para Marculescu, “no es momento de lamentarse, sino de organizarse y no estamos preocupados”. El dirigente también aseguró que las aguas de la playa de Copacabana, que albergarán las pruebas de larga distancia y el triatlón, “se analizan cada mes y están conformes a los estándares”.
En el recinto de Deodoro se encuentras las instalaciones de la equitación. “No escondimos nuestra preocupación cuando se interrumpieron los trabajos de construcción y volvimos a poner esta cuestión durante la reunión en el COI”, admitió Ingmar de Vos, nuevo presidente de la Federación Internacional de Equitación (FEI).
“Acabamos de tener la confirmación de la alcaldía de Rio de que se ha firmado un contrato con un nuevo constructor. Por lo tanto, somos optimistas, aunque seguimos el caso a diario”, agregó el dirigente. El tiempo apremia, puesto que los caballos empezarán a llegar a Rio a partir del 29 de julio y la competición comenzará el 7 de agosto.
El COI, por su parte, calificó el encuentro de la semana pasada de una “reunión de trabajo positiva” y con respecto a las preocupaciones de las federaciones, el órgano supremo del deporte olímpico destacó que éstas “apreciaron particularmente la puesta al día efectuada por el comité de organización de Río y su predisposición ante las situaciones individuales”.
Pese a la crisis política y económica que vive Brasil, a la que se ha unido ahora la alerta por el virus Zika, todo estará preparado para la ceremonia de apertura el 5 de agosto, puesto que “los Juegos son un evento tan excepcional que siempre acaba todo por arreglarse”, concluye De Vos.