McLaren toma II, entre la expectación y el temor

La segunda entrega del informe McLaren, a publicarse mañana, mantiene expectante al deporte internacional, que aguarda, con temor, el contenido del documento cuyo primer tomo puso en entredicho a Rusia y marcó un punto de inflexión en la lucha al dopaje.

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El profesor Richard McLaren, de la Western University de Canadá, ofrecerá datos adicionales de una investigación independiente que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) le encargó y que desveló un modelo de dopaje de estado desarrollado por Rusia. La implicación de nuevos deportes y quizá nombres se espera, aunque a la vez se teme.

McLaren concluyó que durante los Juegos de Invierno de Sochi 2014 el laboratorio de esta ciudad rusa y el de Moscú encubrieron el uso de sustancias prohibidas por parte de deportistas de Rusia y que este país ocultó positivos en casi una treintena de deportes. La revelación, en vísperas de la inauguración de los Juegos de Río 2016, llevó a Rusia a una defensa desesperada sobre su limpieza.

Defensa que continúa, pese a que el presiente, Vladímir Putin, relevó el 19 de octubre a su ministro de Deportes, Vitali Mutkó, señalado como principal responsable. Las quejas de Putin sobre la aparente impunidad para deportistas que toman medicamentos prohibidos con exenciones terapéuticas, según se supo por un pirateo a la base de datos de la AMA, y la afirmación de que “en Rusia nunca hubo ni pudo haber un apoyo estatal al dopaje”, hecha por Vitali Smirnov, jefe de la comisión independiente rusa que investiga el caso, son un claro ejemplo.

También lo son la petición de asistencia judicial de Rusia a Suiza sobre información de los envases usados para controles en grandes eventos internacionales y su posible manipulación y la denuncia que Putin anunció contra los autores del informe McLaren. Aunque hasta el pasado julio no se supo su contenido, hay que remontarse a 2010 para buscar el origen de éste cuando un empleado de la agencia antidopaje rusa (RUSADA), Vitaly Stepanov, empezó a facilitar información a la AMA.

Tras su despido en 2011 y los dos años de sanción a su esposa, la atleta Yuliya Stepanova, ambos reconocieron en un reportaje de la cadena alemana ARD, emitido en 2014 un dopaje sistemático en el atletismo encubierto por la autoridades rusas de este deporte, la implicación de la RUSADA, el laboratorio de Moscú, la policía secreta rusa y la IAAF (Federación Internacional de Atletismo).

Las primeras cartas que cayeron del castillo de naipes fueron de la propia IAAF. Papa Massata Diack, hijo del presidente de entonces -Lamine Diack- y consultor de marketing, el tesorero Valentin Balajníchev, que presidía la federación rusa de atletismo, y Gabriel Dollé, director de la comisión médica, renunciaron a sus cargos. La AMA creó una comisión independiente para investigar, que formaron los canadienses Richard Pound, ex presidente de ésta, y el abogado Richard McLaren, junto al policía alemán Günter Younger.

La suspensión por la RUSADA de varios atletas rusos -cinco marchadores-, la renuncia del técnico responsable y las anomalías en el pasaporte biológico de otros deportistas hicieron, a principios de 2015, que Balajníchev dejara la presidencia tras casi 20 años al frente del atletismo ruso, que acabó por retirar a todo su equipo de los Mundiales de Pekín en agosto de 2015.

Otro reportaje publicado después por “The Sunday Times” y la ARD, con listas de atletas con perfiles hematológicos sospechosos de 12.000 controles de sangre entre 2001 y 2012, precedió a la decisión de la AMA de prolongar el mandato de la comisión independiente y la elección de Sebastian Coe como presidente de la IAAF. La comisión confirmó el dopaje sistemático en el atletismo ruso y la implicación de las instancias mencionadas; dejó ver que el sistema podría extenderse a otros deportes en Rusia y que se aplicó en Sochi y su laboratorio, dirigido por el del centro de Moscú.

Los naipes siguieron cayendo. Entre ellos este director, Grigori Rodchenkov, quien reconoció todo después en la prensa. Se suspendió de actividad a la RUSADA por corrupción y el vicesecretario general de la IAAF, Nick Davis, dejó su cargo cuando algunas informaciones le situaron al tanto de los casos de Rusia. La AMA pidió entonces a McLaren una investigación y el 18 de julio expuso unos datos que condicionaron los Juegos de Río, ante la exclusión del equipo de atletismo ruso decidida por la IAAF.

El COI no estimó la petición de la AMA de suspender a todos los deportistas rusos, cosa que sí hizo el Comité Paralímpico, y dejó decidir a las federaciones internacionales, lo que causó una cascada de recursos al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Para el COI, el informe McLaren impactó en el corazón de los Juegos y es un ataque a su integridad, por lo que ha extendido las medidas provisionales contra Rusia y ha anunciado que va a reactivar su maquinaria dispuesto a sancionar a los implicados que participaron en Río.

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