Las “tortugas” del maratón de Nueva York

NUEVA YORK. Exhausta, rengueando y sin parar de llorar, Jessica Duran fue una de las últimas en atravesar la meta de la maratón de Nueva York, a las 19h45 del domingo en un Central Park helado y casi desierto. Casi nueve horas después de la largada.

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Para ella y muchos otros corredores con sobrepeso, o ancianos o simplemente sin el entrenamiento correcto, recorrer 42,195 km sin detenerse es una hazaña. Y no les importa en lo más mínimo demorar seis horas o más que el vencedor, el eritreo Ghirmay Ghebreslassie, que a sus 20 años es el ganador más joven en la historia de la carrera, con un tiempo de 2:07:51.

“Lo hice por mis hijas, son mi inspiración, por ellas haría cualquier cosa”, dijo Duran, una neoyorquina de 35 años, abrazando a sus dos pequeñas que la esperaban en la meta de la mayor maratón del mundo, casi sin público salvo por un puñado de voluntarios y periodistas. Un par de empleados comenzaron a desmontar la luz y el sonido pese a que los corredores seguían llegando.

“Corrí hasta Queens, y luego caminé. Estaba agotada, quería abandonar, subirme a un bus. Pero mi padre me alcanzó un chocolate, los espectadores me daban dulces y papas chips, y eso me hizo seguir”, contó.

El chileno Luis Becerra Castro, de 77 años, corrió la maratón de Nueva York por 21ª vez, y llegó en unas ocho horas y media. “Vengo todos los años, pero ahora no estaba bien preparado. Me encanta esta carrera, es algo nunca visto, cuando a uno lo aplauden en el Central Park es espectacular”, dijo tras recibir su medalla.

“Todos son campeones”

Aunque una minoría asegura que las maratones deben estar reservadas a los corredores de élite, los que apoyan su creciente popularización son mayoría. Más de 50.000 corredores participaron en la carrera que atraviesa los cinco distritos de la ciudad, ante un público de un millón de personas.

“Todos son campeones, del primero al último. Cada persona merece la misma experiencia. Esto cambia la vida de algunas personas, y queremos que se vayan pensando que esto fue la mejor cosa que han vivido jamás”, dijo a la AFP el director de la maratón, Peter Ciaccia.

Ciaccia recibió con aplausos a los ganadores, Ghebreslassie y la keniata Mary Keitany, de 34 años (2:26:26), pero también con el mismo entusiasmo a los últimos corredores.

Incluso tras el fin oficial de la carrera, a las 19H30 -cuando se dejan de cronometrar los tiempos- entró en la pista y ayudó a una mujer con gran sobrepeso a dar los últimos pasos, y tras colocarle una medalla al cuello, pidió para ella asistencia médica.

El tiempo promedio del maratón de Nueva York ronda 4:35. A diferencia de otros que exigen un tiempo determinado para clasificar, la mayoría de los corredores de la maratón de Nueva York se registra en una lotería.

“Mucho respeto”

“Estas personas son una inspiración para mí, les tengo mucho respeto. Nadie los obliga a correr, no lo hacen para vivir, lo hacen porque tienen una meta. Los veo en mi pueblo con sus botellas de agua. A veces termino de correr 32 km y ellos todavía están por el km 8, y eso me hace trabajar aún más duro”, dijo a la AFP el corredor estadounidense de origen somalí Abdi Abdirahman, de 39 años, que terminó tercero el domingo (2:11:23).

El ortodoncista brasileño Gilberto Aquino, un experimentado maratonista que viajó desde Rio de Janeiro para correr una vez más la maratón de Nueva York, considera bueno que todos participen, siempre y cuando cumplan algunas reglas.

Respetar la largada en etapas, de acuerdo con su meta real de tiempo; mantenerse a la derecha para el pasaje de corredores más veloces; no correr lado a lado con otros participantes y no detenerse en los puntos de hidratación para no bloquear el paso son algunos de ellos.

“Para mí toda maratón es una gran fiesta. En la de Nueva York, específicamente, se involucra toda la ciudad. Es una verdadera confraternización y es esto lo que importa”, dijo Aquino, de 56 años.

La japonesa-estadaounidense Yoshiko Takahashi, 81 años, corre en Central Park todos los días, salvo cuando llueve. Esta anciana diminuta llegó impecable a la meta casi nueve horas después de la largada. “He corrido unas 40 maratones, en Nueva York, Boston y Tokio. Ahora mi salud no es buena, caminé casi de principio a fin. ¡Pero conseguí mi medalla!”, celebró riendo.

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