Anunciada por megafonía como “atleta independiente” al comienzo de la ronda de clasificación de longitud, Klishina no pudo vestir la camiseta rusa, pues su país está suspendido de toda competición internacional de atletismo por “dopaje de estado”, y se consoló con el pequeño detalle de la coleta.
La saltadora rusa, residente desde hace cuatro años en Estados Unidos, se ha clasificado para la final con la segunda mejor marca (6,83), por detrás de la heroína local, Ivana Spanovic, que ha logrado el mejor salto mundial del año (7,03).
Klishina ya fue la única atleta rusa que pudo competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016, en los que obtuvo el noveno puesto en la final de longitud.