“El Ministerio Público del Estado de Río de Janeiro (...) denunció este viernes a Ryan Lochte por comunicación falsa de crimen durante los Juegos Olímpicos de Río. La pena prevista es de uno a seis meses de detención o multa”, informó la fiscalía en un comunicado.
En la actual denuncia se vuelven a recoger los hechos que marcaron uno de los mayores escándalos de Río 2016, y que acabarían costándole al nadador diez meses de suspensión por parte de las autoridades deportivas de Estados Unidos.
La madrugada del 14 de agosto de 2016, Lochte y sus colegas Gunnar Bentz, Jack Conger y James Feigen –todos medallistas de oro en Río– alegaron haber sido víctimas de un asalto a mano armada por parte de hombres vestidos de policías cuando regresaban de una fiesta.
Considerado una estrella mediática en su país tras recopilar 12 medallas olímpicas, Lochte contó a los medios su versión de lo ocurrido y mantuvo después el testimonio ante las autoridades.
Pero su relato se vino abajo cuando la policía reveló los videos de varias cámaras de seguridad en las que se veía a los nadadores realizando actos de vandalismo en una gasolinera, en aparente estado de ebriedad.
Lochte, de 33 años, se disculpó después por el episodio, pero aún así fue acusado por las autoridades brasileñas de falsa comunicación de crimen y daño al patrimonio cuando ya había dejado el país. El proceso, sin embargo, acabó siendo archivado el pasado mes de julio por un tribunal de apelaciones de Río.
Ahora la fiscalía pide reabrir el caso del polémico nadador, que perdió el favor de gran parte del público estadounidense, así como de sus patrocinadores. Lochte, que regresó a la competición en agosto de 2017, confesó que llegó a pensar en el suicidio en los meses que siguieron al escándalo.